domingo, 6 de marzo de 2016

SANGRE, SUDOR Y LÁGRIMAS

#‎Discípulo 

1 Corintios 15.58
“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”.

Se cuenta la historia de un pastor que tenía una pequeña iglesia cuyos miembros consistían en siete ancianas y eso fue por años, tal es así que una por una se fueron muriendo hasta que el pastor se quedó solo y desanimado junto a su esposa y a su pequeño hijo. Sin embargo, luego de lo sucedido Dios quien siempre estuvo trabajando en favor de su Iglesia (aunque no se veía), hizo que aquella Iglesia empezara a florecer. Dios estaba probando su carácter. La Biblia cuenta de siervos de Dios que sudaron literalmente sangre, sudor y lágrimas y sin embargo en algunos casos, su ministerio demoro en despegar y en otros, nunca lo hizo. Incluso si se midieran las cosas por resultados como lo que hoy muchos buscan, podríamos concluir que el ministerio de Jesús fue un total fracaso pues no se vieron “grandes” resultados, pero sabemos que no fue así. El mundo busca resultados inmediatos y exitosos, Dios busca carácter y fidelidad.

Muchas veces nos desanimamos como aquel pastor que dirigía a un grupo de ancianas porque sentimos que ponemos todo de nuestra parte y pareciera que nuestro fruto no aparece. Muchas veces damos todo en un ministerio y parece infructuoso todo lo que hacemos. Al no ver resultados, nos afligimos. Lo cierto es que para Dios un día es como mil años, Dios mira el tiempo de manera diferente que nosotros, Él no anda preocupado por los frutos como un asunto primario, sino Él prueba tu carácter para formarlo de modo que la fidelidad y la paciencia se haga parte de tu vida. Él conoce absolutamente todo lo que haces por Él y sabe de la sangre, el sudor y las lágrimas que has puesto para que la obra avance, solo quiere que tengas paciencia y paciencia es carácter.

La Biblia dice: “A fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas (Hebreos 6.2). Discípulo, persevera, sigue adelante, sigue en la lucha porque Dios conoce a los suyos y los está formando para dar fruto en su tiempo. Recuerda que la paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces. Sigamos trabajando arduamente y en el tiempo estipulado por Dios y los resultados llegarán. No te quedes a mitad del camino. Esfuérzate y se valiente, y grábate esto en la cabeza: “Tu trabajo en Dios NO es en vano” 

‪#‎LuigiZelote ‪#‎Adhulam



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