Juan 3.16
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito para que todo aquel que en Él crea no se pierda más tenga vida eterna”.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito para que todo aquel que en Él crea no se pierda más tenga vida eterna”.
Un ministro cierta vez estaba hablando con una pareja que estaba
atravesando algunas dificultades en su matrimonio. Había mucha amargura y
pesar, unida a una falta de comprensión. En determinado momento, el esposo
exasperado le dijo a su mujer: “Te he dado todo”, le dijo. “Te he dado una casa
nueva, un auto nuevo y toda la ropa que puedas ponerte. Te he dado…”. Y la
lista continuaba. Cuando había terminado, su mujer dijo con tristeza: “Todo lo
que dices es cierto. Me has dado todo, menos a ti”
Escuchamos cotidianamente mencionar el amor de Dios; hablamos de
ello como su atributo más importante. Lo escuchamos en canciones, sermones,
frases, etc… Es más, hasta nos hemos memorizado Juan 3:16. Sin embargo ¿Lo
comprendemos? Y si no es así ¿Cómo comprender realmente el amor de Dios? Si
bien es cierto, la misma creación y su provisión diaria a nuestra vida muestra
Su amor, ésta no es completa; el amor de Dios se muestra completamente al
entender Su obra en la Cruz. Al mirar la Cruz podemos entender que realmente
significó el amor de Dios. Hay 2 verbos en ese pasaje que atrapan: AMÓ + DADO.
La esencia del amor esta en dar. Pero esta vez en algo más profundo: “En esto
consiste el amor; no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos
amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan
4.10). Dios dándose a sí mismo, a través de Cristo, para ser Él mismo quien
satisfaga la paga por nuestros pecados.
Cuando nos contemplamos, nos damos cuenta que la Justa Ley de
Dios nos condena y estamos bajo su ira, ya que Dios es Santo y Justo. Sin
embargo, el saber que aún a pesar de eso, Dios nos ama, debería resultarnos aún
más asombroso. “Mas Dios muestra su amor para con nosotros en que siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5.8). Cristo murió por nosotros
por su gran amor. Ese amor, ese amor tan asombroso requiere mi alma, mi vida,
mi todo. #Daniel J#Adhulam
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