sábado, 27 de julio de 2019

Porque ir a la Iglesia



Una de las cosas más difíciles de hacer es la transición de un lugar a otro, esto lo viví en carne propia hace más de dos años cuando el telón se cerró y me quedé en el aire.

Lo peor que pude hacer fue tratar de vivir la vida loca y de no decidirme por ir a una iglesia, al menos que alguien me de crédito pues lo intenté, pero fracasé, me fui de cara, literalmente.

Lo peor de no ir a una iglesia es que uno se la cree y empieza a racionalizar y llegar a la conclusión de que puede vivir para Dios sin necesidad de iglesia, es falso, yo creo que la iglesia es necesaria, al menos en mi caso así lo comprobé, no se el resto.

Una amiga a la que quiero mucho me dijo que mientras más uno se aleja de la iglesia, más difícil seria regresar y eso fue lo que me paso, se te pegan un montón de cosas que no son normales y empiezas a pensar que es lo correcto.

Yo estuve en una iglesia donde iba y venía, desaparecía y volvía a aparecer, mismo muerto que regresa a la vida. No encajaba, no por ellos, sino por mí. Me seguí paseando haciendo tour por iglesias Bautistas y de doctrina media trucha, nada pasaba, siempre cuando no tenía donde ir, aterrizaba en la iglesia de mis padres, era chévere, pero tampoco… Y yo seguía viviendo la vida loca, o una versión light de la vida loca, si se puede decir así.

Hasta que por allí se abrió la puerta casi sin querer queriendo y lo peor fue que creo que, aunque estaba abierta, yo me metí por la ventana, pero al menos entre y vi que “sorpresa”, tal vez me podría quedar allí, al menos me sentía útil, y sin querer queriendo me quede y ya van casi siete meses, mira tú, quien lo diría.

Dos años perdidos, dos años para perderme y encontrarme, dos años llenando mi cabeza de basura, aun las secuelas de esos años perdidos continúan, pero a pesar de todo allí le seguimos.

Fracaso aparente, tiempo perdido, puñaladas que no vimos venir, soledad, crisis, personas que nunca perdieron la fe, otras que se hicieron humo, Dios amoroso y paciente, un nuevo comienzo… Sentido de pertenencia.

Las iglesias físicas no son eternas, pero al menos por fin encontré un hogar con gente con sus defectos y virtudes, diferente a mi antigua casa, pero eso lo hace especial, nuevos retos, nuevas expectativas, una nueva familia y amistades que esperemos trasciendan las paredes eclesiales de aquí a futuro.

El próximo paso está cerca, un paso de fe, solo un poco más, un último aliento y expectativa total por lo que vendrá. Porque la expectativa es la puerta a los milagros.

Por último, solo un pequeño consejo a quienes están sin iglesia, no dejen pasar mucho tiempo como lo hice yo, es necesario asistir a una, con el estado de las cosas afuera, lo malo se pega muy fácilmente, no crean que no encajan en ninguna, porque es mentira, siempre hay una iglesia para los hijos de Dios.

Si realmente eres un hijo de Dios, tengo la seguridad de que Dios te atraerá con sus cuerdas de amor y te llevará al lugar correcto, pídele por ello, porque cuando te enfríes será harto complicado regresar… No esperes MAS, no te creas el cuento de que todas las iglesias son falsas, Dios siempre tiene un remanente…. Te pido de rodillas que lo consideres y que no cometas el tremendo error que yo cometí, porque hasta hoy ando pagando sus consecuencias.

Ten fe en Dios, porque nunca deja desamparados a sus hijos…. Un abrazo amado lector.

LA PLAYA Y LAS MEMORIAS




Conversaba con mi jefe ayer evocando memorias de canciones pasadas que alguna vez nos hicieron erizar la piel, canciones emblemáticas que nunca podremos sacar de la cabeza.

La Playa de la Oreja de Van Gogh recordamos con nostalgia, una canción erróneamente confundida con una canción de amor, pero que realmente quiere decir algo totalmente distinto:

A pesar de lo que pueda parecer, el tema central de la canción no es un joven amor de verano que, aunque está presente como acción secundaria de lo que sucede en el entorno, se ve eclipsado por la playa en sí. La canción es, por tanto, un diálogo entre el autor y una playa con rasgos personificados, que casi interactúa con él y a la que él trata como si fuese en realidad otra persona, donde los recuerdos se van acumulando. Como prueba de ello, están los siguientes versos: "te vería cada día amanecer y "el día de la despedida de esta playa de mi vida te hice una promesa.

Esta historia me trae a la memoria mis propios recuerdos con La Playa, memorias de la niñez en San Bartolo a donde he regresado esporádicamente buscando pasos perdidos.

Adolescencia época difícil que es preferible no recordar, alejado de tu arena y de tu sabor a sal, las cosas se complicaban más.

Juventud, viajes esporádicos pero memorables, Pucusana, Venecia, Cerro Azul, León Dormido. La Punta un millón de veces reflexionando sobre la vida….

Viajes haciendo la labor del Jefe, Pulpos, San Bartolo, recorriendo la carretera camino a Ica, a Huancavelica, imágenes de playas inexploradas, casi vírgenes, la mejor vista del mundo, a un paso de Lima.

Bicicleta, innumerables paseos por la Costa Verde, a tu lado, bañando con tu roció, contemplándote, viendo como aquellos visitantes te ensuciaban con su falta de amor por ti, Morro Solar, una vista que no se cambiaría por nada…

Eres magnifica, una de las pruebas más fehacientes de la existencia del Creador, hermosa, enigmática, acogedora, indomable.

Espero poder recolectar muchas memorias más a tu lado….




domingo, 14 de julio de 2019

Simón, el Zelote


Simón, el Zelote, es uno de los apóstoles que traen el ejemplo de la transformación de Cristo.

La Biblia no dice como era la vida de este personaje, pero el término usado para referirse a él, “Zelote”, trae algunas piezas del rompecabezas que ayudan a armar la historia de Simón.

Primeramente, vale resaltar que “Simón” era un hombre muy común en la época de Cristo – inclusive entre los apóstoles había otro “Simón”, o Pedro.

Por profesión, Simón era pescador. Sin embargo, aparentemente, él formaba parte de la facción de los Zelotes.

Un grupo contra el dominio de Roma

Cuando Roma invadió el territorio judío, obligó al pueblo a pagar los impuestos y llevó un poco de su cultura al lugar. Muchos judíos no estaban de acuerdo con aquello y deseaban el retorno de los tiempos de gloria del rey David y del rey Salomón, cuando Israel era próspero e independiente.

Entonces, a causa de eso, muchas revoluciones e indignación surgieron entre los judíos. En medio de esa presión, un grupo de extremistas, llamado Zelotes, se opuso a los romanos. El nombre hacía referencia al celo que tenían con las leyes de Moisés y el pasado judaico.

Ellos creían en la libertad por la espada. Aceptaban morir, si fuera necesario. Luego el grupo tomó la forma de una ideología política entre los judíos – una referencia a los movimientos es dada en el libro de Hechos, capítulo 5, versículo 36 al 38.

Puede ser que Simón, antes de conocer al Señor Jesús, fuese un simpatizante de la causa de los Zelotes. Tal vez él no habría luchado con espada por la causa, pero eso muestra el interés que tenía en ver la liberación de su pueblo. Y, con el tiempo, viendo la actitud de Jesús delante de los quebrantados de corazón, percibió que la liberación no sucedería por la espada (ni de un contexto político), pero sí por la fe (y en un plano espiritual).

Lo interesante es que Mateo, era un judío cobrador de impuestos al servicio de Roma. En otras palabras, él representaba contra quienes Simón Zelote, luchaba. Y, sin embargo, los dos convivían pacíficamente con los otros discípulos y se trataban con respeto. Lo que prueba la unidad de Cristo. Los dos discípulos fueron tan transformados por las palabras del Señor, que dejaron en el pasado todas las diferencias, creencias y valores que conducían sus vidas.

Así también es en los días de hoy. A Dios no le preocupa la condición en la que la persona llega a la iglesia. Tal vez aquella persona, en el pasado, haya consumido drogas, haya sido un delincuente, o cualquier otra cosa negativa. No importa. El Señor Jesús tiene los brazos abiertos para recibir a todos los que desean morir para el mundo.


Tribus Urbanas en Lima Por Sarah D Yrivarren


Me topé con un pequeño libro llamada Tribus Urbanas en Lima, editado por la Universidad Católica en una serie que de libros titulados Arquitectura de Bolsillo.


Sarah D Yrivarren nos transporta al mundo de las tribus urbanas, primero estableciendo el concepto de el porqué de las tribus urbanas, luego brindándonos una lección de historia sobre este movimiento y clasificándolas en tres categorías (musicales, deportivas y de imagen).

Posteriormente nos adentra en Lima poniendo sobre la mesa la razón del nacimiento de estas tribus y la situación que hizo que estas tribus nacieran aquí en la capital, pasando por esa movida subte de los 80 y 90 que nació y se desarrolló a la par del estado caótico en el que vivía el país.

De aquí en adelante la cosa empieza a ponerse aún más interesante pues nos adentramos dentro del submundo de las tribus conociendo desde el punto de vista distinto, todos aquellos lugares primero al aire libre como es el caso de los Skateparks, Quilca y sus alrededores, así como aquellos espacios que en un principio servían para otro fin ,pero que han sido tomados por las tribus urbanas y conviven en armonía con los habitantes “normales del lugar” , de estos tenemos a Galerías Brasil y el CC Arenales.

Finalmente tenemos los espacios apropiados como el Parque Washington y Larcomar (La parte externa).

Este libro es un ejercicio interesante de lectura y nos vuelve a la pregunta de si las tribus urbanas son o no un peligro para la ciudad. Este libro es del 2010, han pasado nueve años desde su edición, y muchas cosas referentes a las tribus han cambiado.

Muchos lugares míticos de Quilca (El Averno, el Boulevard, las discotecas, el Nuclear Bar, han desaparecido, dando paso a la pseudo modernidad), los emos abandonaron el Parque Washington y el CC Arenales, aunque ha mejorado bastante, se vuelve un poco más intolerante hacia sus habitantes tribales.

De igual forma, pareciera como si la ciudad se hubiera tragado a las tribus, muchas han desaparecido, o al menos no se les ve tan masivamente como antes, tal vez muchos lo vieron como una moda pasajera y migraron hacia otra faceta en su vida y solo quedaron los verdaderos tribales, aunque en su mínima expresión.

La ciudad siempre ha sido hostil con lo que no conoce, les asusta o incomoda, pero desgraciadamente es algo con lo que uno debe aprender a convivir.