domingo, 21 de febrero de 2016

VICTORIA GARANTIZADA


Efesios 6.10
"Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza”.

Al escribir a los creyentes de Éfeso, Pablo sabía que tenía que prepararles para un sufrimiento sin precedentes y incalculable. Los alentó, los consoló y les recordó el poder del Señor: "Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza".

Seguro pensaba: "Algunos de mis queridos hermanos estarán temblando al ver la fuerza de sus enemigos y su propia debilidad, al ver que los otros son tan numerosos y ellos tan pocos, y que los adversarios van bien equipados y son diestros mientras ellos son novatos". Sabía que el discípulo lleno de miedo está tan preocupado con el sufrimiento como para escuchar el consejo. El temor lo paraliza como a un soldado inexperto que corre temblando a la trinchera ante el primer rumor de ataque, negándose a salir hasta que haya pasado toda amenaza de peligro.

Por eso Pablo busca un antídoto contra el temor, y pronto lo encuentra: la armadura de Dios. Es la sabia respuesta a la situación paralizadora que sufre todo creyente desde Adán hasta hoy. Por eso discípulo, no te dejes abrumar por los temores. Sigue adelante con valor y sé fuerte en el Señor. Y consuélate con esta gran verdad: El final de la batalla depende de Dios, ¡no de tu capacidad ni de tu fuerza! Si dependes de su gracia, eso bastará y sobrará, por lo tanto, la victoria es tuya. Créelo! 

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