“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra
toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la
verdad; porque lo que de Dios se conoce es manifiesto, pues Dios se lo
manifestó. Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se
hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por
medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido
a Dios, no le glorificación como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se
envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.
Profesando ser sabios se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios
incorruptible, en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de
cuadrúpedos y de reptiles” (Romanos 1.18-23).
El ser humano no niega la existencia de Dios (ni siquiera
los ateos realmente), sino que ha decidido no creer en el Dios que se
manifiesta en primer lugar a través de la Creación. Y en segundo lugar, porque
nuestra conciencia nos indica que hay un Ser Superior que rige sobre nuestras
vidas. ¿Por qué no cree en el Dios de la Biblia? ¿Por qué no acepta esa verdad?
Porque al hombre no le gusta el Dios a quien esa verdad conduce. Dios es
soberano y al hombre no le gusta su soberanía. No desea reconocer que hay Uno
que lo gobierna con rectitud. Dios es santo, pero a los hombres y mujeres no
les gusta su Santidad. Su Santidad pone sus propios pecados sobre el tapete. No
le gusta un Dios que ve hasta lo más profundo de nuestros corazones y que lo
conoce mejor que ellos mismos. Y así, casi todo lo que puede ser conocido sobre
Dios le resulta, de algún modo u otro, repulsivo. Entonces reprime la evidencia
que lo podría conducir en la dirección del verdadero conocimiento de Dios.
La ironía de este punto es que aún para el hombre es
necesario llenar ese vacío; entonces al ponerse en contra de conocer al
verdadero Dios y al no poder vivir sin él, se inventan “dioses” sustitutos para
ocupar su lugar. Estos dioses pueden ser las leyes científicas sofisticadas de
nuestras culturas, los dioses y las diosas del mundo griego y romano, o las
imágenes bestiales y depravadas del paganismo, como lo fue de un modo normal
hace muchos años. El hecho que haya tantas religiones en el mundo no se debe a
que los hombres y las mujeres estén buscando a Dios, como muchos lo dicen. En
realidad, se debe a que no desean aceptar a Dios, y sin embargo, necesitan algo
que ocupe el lugar de Dios.
Entonces, ¿cómo conocer al Dios verdadero? La respuesta
es Jesucristo. “Pues él que me conoce, ha conocido al Padre” (Juan 14.9). ¿Y
cómo llegar a Dios? La respuesta es Jesucristo. Él mismo lo dice: “Yo soy EL
camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mi” (Juan 14.6).
Así, en el estado de pecador en el que estamos no se no es posible, el mismo
Hijo de Dios vino al mundo convertido en hombre para sufrir por nosotros el
justo juicio que Dios tenía reservado por nosotros a causa de nuestros pecados,
Él cargó con nuestras culpas y pecados en la Cruz, y se nos ha permitido la
absoluta libertad al aceptarlo y confesarle nuestros pecados con verdadero
arrepentimiento.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que envió a su
hijo unigénito para que todo aquel que en Él crea, no se pierda más tenga vida
eterna”. Juan 3:16. No trates de ocultar la verdad con un solo dedo o de
ponerle cada vez más excusas. No la hagas tan larga para aceptar esa Verdad
.
#DanielJ #Adhulam
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