Jeremías 6.16
“Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos”.
“Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos”.
Cuando era niño recuerdo
como eran las Iglesias aquí en Lima, en ese tiempo no había internet y era un
poco complicado enterarse de lo que pasaba alrededor del mundo. Me viene a la
memoria ese tiempo pues como yo lo veía, la iglesia aun no se había impregnado
de la corriente del mundo de una manera masiva. Seguía siendo una iglesia que
buscaba en lo básico del asunto, es decir, alabanzas, oración, predicas,
comunión, el fondo de las cosas, sin nada ostentoso, sin nada más allá de cómo
debían de ser las cosas. Recuerdo una iglesia en particular que plasmaba esto
de manera vivida, una pequeña iglesia en Bocanegra en el Callao donde fuimos a
visitar con mi pastor. Ellos cantaban a Dios con todo su corazón usando sus
instrumentos bien básicos y sus voces se elevaban al cielo como un coro de
ángeles. Aquella misma experiencia la viví en otras iglesias de la sierra del
Perú donde tuve la oportunidad de estar. Pero algo fue cambiando en muchas
iglesias para este último tiempo.
Empezaron a surgir
iglesias que no se centraban en el mensaje de la Palabra de Dios, ni en lo que
Dios quería hacer con ellos, dejaron el mensaje, tomaron la misma Biblia y la
hicieron a un costado. Se empezaron a dejar guiar por el lado más visual del
asunto. La cosa se fue desviando más y más y se pensaba que mientras más
vistoso fuera el culto, a más personas se podría atraer. Surgieron iglesias
para determinado tipo de personas o tribus urbanas como si Dios hiciera
acepción de personas, un legalismo al revés por un lado, y por otro, los que
predican doctrinas erróneas y montan todo un espectáculo para entretener a los
cabritos, hasta con publicistas incluido, que brindas sus servicios a las
iglesias. ¿Hasta dónde hemos llegado?
Cuando Jesús caminó por
este mundo nunca montó un espectáculo, todo lo hacía de manera discreta y
sencilla para no llamar la atención de las multitudes, todo lo contrario a lo
que sucede hoy en día. Dios no necesita que le demos “una manito” en la manera
de hacer su obra, solo basta ver a la Iglesia de los Hechos y como ellos
estaban bien arraigados a lo que decía la Escritura, se edificaban y crecían
con la ayuda de Dios. Como dice el texto bíblico al principio, regresemos a las
sendas antiguas, sin buscar ser populares para los hombres. Vivamos la
sencillez del Evangelio en las casas: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles,
en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas,
comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo
favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que
habían de ser salvos” (Hechos 2.42, 46-47). Esto es la senda antigua para la
Iglesia del Nuevo Testamento. Sin tantas formas pero sí, con mucho fondo
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