martes, 10 de diciembre de 2013

LAS MENTIRAS DE VIEJO Y ENGAÑOSO SATÁN CLAUS



Colosenses 1:10
“Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios”.

En la época navideña, para muchos cristianos comienzan los dilemas de “lo que se puede hacer” y “lo que no se puede hacer”.

Muchos, en estas fechas, no logran comprender que la navidad va mucho más allá que una tradición, o el reunirse con familiares y amigos para pasar juntos un momento agradable. La Navidad, es el momento exacto para reconocer que Jesús es el motivo de nuestra celebración y de nuestra redención.

Muchos, en esta época, celebran la navidad con algarabía y gozo, pero jamás han invitado a Jesús a ser parte de dicho festejo, ya que en los últimos años, y a lo largo de todo el mundo, se ha tenido más memoria de un personaje inventado llamado Santa Claus, que del mismo Hijo de Dios, el cual se hizo hombre y se dio a sí mismo en sacrificio en la cruz solo por amor hacia toda la humanidad.

Millones de personas, celebran estas fechas, sin llegar a comprender que Santa Claus solo es una historia inventada, mientras que Jesucristo es El Dios que vive y reina por los siglos de los siglos.

Pero veamos un poco de donde viene esta creencia…

Santa Claus no solo NO ES UN PERSONAJE CRISTIANO O BÍBLICO, sino que además, ha sido el personaje escogido por satanás para tratar de reemplazar a Cristo en esta época, o al menos para tratar de suplantarlo, haciendo olvidar a las personas de quien realmente es el autor de la verdadera Navidad.

La leyenda de San Nicolás, surgió con un obispo de Myra, en Asia Menor, en el siglo IV, que se hizo famoso por su generosidad hacia las personas. La gente llegó a creer que cualquier donación hecha por sorpresa venia de parte de él.

El pueblo de Holanda, tomó a San Nicolás como santo patrón de los niños, y su fama se extendió poco a poco. En muchos países de Europa los niños creían que él era quien traía los regalos que recibían en la Navidad.

Si a todo esto le sumamos la creencia del pueblo Noruego, de que la diosa Hertha aparecía sobre las chimeneas de las casas trayendo suerte para el hogar, tendremos como resultado la historia de Santa Claus, entrando por las chimeneas para dejar sus regalos a todos los niños que se portan bien durante el año.

La leyenda de “Satán Claus” se fue armando poco a poco a lo largo del tiempo, hasta llegar a estos días, en donde la imagen de un viejo gordo, con barba, bigote, con su cabello completamente blanco, y un enorme traje rojo, que viene volando por el cielo, guiando un trineo tirado por dos equipos de renos, proveniente del Polo Norte, llamado san Nicolás, Papa Noel, o Santa Claus, es usada por los grandes centros comerciales del mundo entero, tratando de fomentar el consumismo, y representando la época navideña y todo lo que tiene que ver con ella, en lugar de ser Jesucristo el centro y razón de este festejo.

Hoy en día, cuando los niños aun son pequeños, sus padres los engañan diciendo que es Papa Noel quien le trae regalos, y se los deja entrando por la chimenea. Estos mismo niños, más tarde, al crecer y descubrir que todo ha sido una vil y despreciable mentira dicha por sus padres, rápidamente asocian el hecho con la fiesta del nacimiento de Jesús y toman a la navidad como una de las mayores mentiras aplicadas en la infancia.

Por estos días son más los que prefieren creen en Santa Claus que los que deciden creer en Jesucristo, por lo cual, en esta época, muchos hombres cambian sus caracteres, y se ponen totalmente sensibles, amando a todos aquellos que tanto han odiado en sus vidas, pero una vez pasadas estas fiestas, vuelven a retomar sus rencores y ofensas, supuestamente olvidadas, volviendo a ser todo exactamente igual a como era antes, o en algunos casos aun peor.

La mayoría de la humanidad, celebran estas fiestas con regalos, comidas, bailes, alcohol, droga, y todo tipo de excesos, sin llegar a comprender que la verdadera navidad, se disfruta, se entiende, y se celebra, solo cuando Jesús ha entrado en nuestros corazones, y le hemos dado la oportunidad de que gobierne nuestras vidas.

Multitudes de personas se preocupan más por buscar regalos, por hacer una buena fiesta, o por un arbolito lleno de luces, que por llegar a comprender bien el verdadero significado de la navidad y la gran bendición que ello encierra.

Dios nos dio el regalo, que es sobre todo regalo, y permítame que le diga que dicho regalo no es la navidad, sino más bien, Aquel que es el motivo de la navidad: “Jesús”.

Sin Jesús no hay navidad; y precisamente por este motivo, en muchos hogares donde todo es fiesta en esta época, hay como un vacío, el cual solo puede ser llenado por aquel a quien le pertenece ese lugar: Jesucristo. Sin embargo cuando ese espacio lo ocupa una fabula llamada “santa Claus”, el vacío se vuelve mucho más profundo, ya que ningún ser humano, cuento, o historia, puede hacer lo que el Hijo del Dios viviente hace en nuestras vidas, cuando decidimos invitarlo a nuestros corazones, hogares y/o familias.

Tal vez, año tras año usted ha celebrado y vivido esta época con un sentido totalmente opuesto a lo que es la verdadera esencia de la navidad, pero hoy es el día en el que puede comprender que Santa Claus esta tan lejos de reemplazar a Jesucristo, o de ser el representante de la navidad, como el polo norte lo está del polo sur.

Cuando nacemos de nuevo y le permitimos a Jesús que gobierne nuestra vida, es allí cuando nuestra personalidad comienza a cambiar realmente, de modo que estamos más interesados en dar que en recibir, en servir que en que nos sirvan, en que vean a Cristo, que en que nos vean a nosotros, y en morir a nosotros mismos que en vivir “la vida loca”.

Muchas personas, toman estas fechas para tirar la casa por la ventana, hacer locuras y para tomar decisiones de las cuales luego se arrepienten, pero hoy sería muy bueno que comprendamos que en estos tiempos, más que nunca, debemos andar como es digno del Señor, agradándole en todo, buscando solo hacer su voluntad, y que ese fruto sea duradero, y no solo conformarnos con regalar algo y pasar tiempo con nuestra familia, sino creciendo en el conocimiento de la verdad y siendo totalmente libres del pecado y las mentiras del viejo y engañoso “Satán Claus”.

“Gracia y Paz”

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