domingo, 31 de octubre de 2010

Salmos 105

Salmos 105
1 Den gracias al Señor, invoquen su *nombre;
den a conocer sus obras entre las naciones.
2 Cántenle, entónenle salmos;
hablen de todas sus maravillas.
3 Siéntanse orgullosos de su santo nombre;
alégrese el corazón de los que buscan al Señor.
4 Recurran al Señor y a su fuerza;
busquen siempre su rostro.
5 Recuerden las maravillas que ha realizado,
sus señales, y los decretos que ha emitido.
6 ¡Ustedes, descendientes de Abraham su siervo!
¡Ustedes, hijos de Jacob, elegidos suyos!
7 Él es el Señor, nuestro Dios;
en toda la tierra están sus decretos.

8 Él siempre tiene presente su *pacto,
la palabra que ordenó para mil generaciones.
9 Es el pacto que hizo con Abraham,
el juramento que le hizo a Isaac.
10 Se lo confirmó a Jacob como un decreto,
a Israel como un pacto eterno,
11 cuando dijo: «Te daré la tierra de Canaán
como la herencia que te toca.»

12 Aun cuando eran pocos en número,
unos cuantos extranjeros en la tierra
13 que andaban siempre de nación en nación
y de reino en reino,
14 a nadie permitió que los oprimiera,
sino que por ellos reprendió a los reyes:
15 «No toquen a mis ungidos;
no hagan daño a mis profetas.»

16 Dios provocó hambre en la tierra
y destruyó todos sus trigales.[a]
17 Pero envió delante de ellos a un hombre:
a José, vendido como esclavo.
18 Le sujetaron los pies con grilletes,
entre hierros le aprisionaron el *cuello,
19 hasta que se cumplió lo que él predijo
y la palabra del Señor probó que él era veraz.
20 El rey ordenó ponerlo en libertad,
el gobernante de los pueblos lo dejó libre.
21 Le dio autoridad sobre toda su casa
y lo puso a cargo de cuanto poseía,
22 con pleno poder para instruir[b] a sus príncipes
e impartir sabiduría a sus ancianos.

23 Entonces Israel vino a Egipto;
Jacob fue extranjero en el país de Cam.
24 El Señor hizo que su pueblo se multiplicara;
lo hizo más numeroso que sus adversarios,
25 a quienes trastornó para que odiaran a su pueblo
y se confabularan contra sus siervos.
26 Envió a su siervo Moisés,
y a Aarón, a quien había escogido,
27 y éstos hicieron señales milagrosas entre ellos,
¡maravillas en el país de Cam!
28 Envió tinieblas, y la tierra se oscureció,
pero ellos no atendieron[c] a sus palabras.
29 Convirtió en sangre sus aguas
y causó la muerte de sus peces.
30 Todo Egipto[d] se infestó de ranas,
¡hasta las habitaciones de sus reyes!
31 Habló Dios, e invadieron todo el país
enjambres de moscas y mosquitos.
32 Convirtió la lluvia en granizo,
y lanzó relámpagos sobre su tierra;
33 derribó sus vides y sus higueras,
y en todo el país hizo astillas los árboles.
34 Dio una orden, y llegaron las langostas,
¡infinidad de saltamontes!
35 Arrasaron con toda la vegetación del país,
devoraron los frutos de sus campos.
36 Hirió de muerte a todos los primogénitos del país,
a las primicias de sus descendientes.
37 Sacó a los israelitas cargados de oro y plata,
y no hubo entre sus tribus nadie que tropezara.

38 Los egipcios se alegraron de su partida,
pues el miedo a los israelitas los dominaba.
39 El Señor les dio sombra con una nube,
y con fuego los alumbró de noche.
40 Pidió el pueblo comida, y les envió codornices;
los sació con pan del cielo.
41 Abrió la roca, y brotó agua
que corrió por el desierto como un río.

42 Ciertamente Dios se acordó de su santa promesa,
la que hizo a su siervo Abraham.
43 Sacó a su pueblo, a sus escogidos,
en medio de gran alegría y de gritos jubilosos.
44 Les entregó las tierras que poseían las naciones;
heredaron el fruto del trabajo de otros pueblos
45 para que ellos observaran sus preceptos
y pusieran en práctica sus *leyes.
*¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!

*Este Salmo nos habla acerca de todas las maravillas que Dios hizo por la casa de Israel, es como si Dios les recordara todo lo que hizo por ellos, como los libro, los protegió.
En este Salmos recordamos a José su sufrimiento inicial y como posteriormente Dios lo uso en Egipto para salvar a su pueblo del hambre, Como envió luego a Moisés para librar al pueblo de la esclavitud y los libro con grandes señales y prodigios, les proveyó de comida en el desierto y les entrego la tierra que les había prometido en sus manos.

Lo que vemos aquí es la provisión divina, vemos como Dios nunca les falló al pueblo de Israel les cumplió todo lo que les prometió, Dios nunca falla, nunca nos falta, siempre está allí en todo tiempo y en toda circunstancia.

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