Cuando era niño me
encantaba ver Días Felices (Happy Day) y uno de mis personajes favoritos era
“The Fonz” ese enchamarrado personaje, rudo, de pocas palabras, que todo lo
resolvía chasqueando los dedos y que tenía un corazón de oro. Y claro, el Fonz
no existiría sin su entrañable amigo Richi, ese chico pelirrojo y encantador
que se convirtió en su alma gemela a lo largo del programa.
A Henry Wrinkler no se le
subió la fama a la cabeza, siguió siendo el mismo y cuando le ofrecieron hacer
ciertas modificaciones para cambiar el programa, las cuales en teoría lo favorecerían,
él simplemente dijo que no aceptaba, pues “De no ser por mis compañeros, no
existiría el Fonz”.
Henry venía de una familia
que sé salvo por gracia divina del holocausto, tuvieron que escapar de
Alemania, pero tristemente su demás familia no lo hizo, lo que los dejo como
los únicos sobrevivientes y sus padres al parecer lo trataron con mano de
hierro, esto sumado a un problema de dislexia que tenía que lo hacía diferente,
pero que no descubría hasta que casi 30 años.
Debe de ser difícil el
protagonizar a un personaje tan popular e icónico como Fonz y por tanto tiempo
(11 temporadas) y luego de que eso llegue a su fin tratar de salir a flote
haciendo otros roles cuando tu imagen está arraigada a este. Hay muchos
personajes que no lo superaron nunca. Felizmente, no fue el caso de Henry.
Lo bueno es que de alguna
forma estas situaciones te ayudan a pensar fuera de la caja y a aventurarte a
hacer cosas nuevas, las cuales a veces dan resultados positivos. En el caso de
Henry le dio resultados positivos, pues llego a estar involucrado desde la
producción con series icónicas como MacGyver y hasta se tomó el tiempo para
escribir una exitosa serie de libros llamados Hank Zipzer sobre un muchacho con
problemas de dislexia que se abre paso en el mundo. Últimamente, participo en
la serie de 4 temporadas, Barry, en donde incluso gano un Emmy.
Casado, con hijos ya
adultos y nietos, Henry sigue disfrutando de la vida y aunque un poco tarde,
según dice, acaba abrazando lo que le dio la vida y la oportunidad de ser reconocido
a nivel mundial. Como el mismo lo dice:
Durante mucho tiempo
después de Happy Days, me entristeció que el mundo solo pudiera verme como
Fonz. Pero nunca perdí de vista lo que me dio el personaje (un techo sobre mi
cabeza, comida en la mesa, la educación de mis hijos) y cuánto me aportó en
términos de presentarme al mundo entero. Y poco a poco llegué a aceptar lo
mucho que ese personaje significaba para la gente de todo el mundo. De hecho,
durante años, en las entrevistas, bromeaba diciendo que construí un bungalow en
la parte trasera de nuestra casa para Fonz, donde él trabajaba en los coches de
los vecinos.
El no saber dónde encajo
realmente en la tierra como Henry, me hizo incapaz de disfrutar de muchas
cosas. Pero estos niños con problemas me brindaron una calidez que sentí muy
diferente a la que normalmente he recibido en mi vida, un regalo que me acercó
mucho más a comprender mi verdadero lugar en el mundo. El fruto es gratitud,
tengo gratitud por todo. Me encanta estar en la tierra, amo todas las cosas.
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