lunes, 24 de febrero de 2020

Devocional: Lamentaciones 3


En Lamentaciones podemos ver el corazón del profeta Jeremías quien usa la poesía, para derramar su corazón delante de Dios y mostrar el dolor que sentía por la caída de Jerusalén, a pesar de haberles advertido al pueblo sobre la inminente catástrofe que se avecinaba, hasta el final el pueblo se empecino en su pecado y no mostró
muestras de arrepentimiento, hasta que no hubo marcha atrás y la ciudad cayo.

Luego de hablar en forma desgarradora en los dos primeros capítulos sobre el castigo que le toco a Jerusalén por su idolatra, Jeremías abre de par en par su corazón y este tercer capítulo le cuenta a Dios como se siente ante todo lo acontecido.
Jeremías comienza recapitulando como a través del todo el tiempo de su profecía ha sido objeto de burla por parte del pueblo, muy a pesar de su deseo de que se salven, solo recibió por parte de ellos escarnio y quebranto de huesos.

En los siguientes versos recapacita y entiende que Dios tiene todo en control y proclama uno de los más hermosos versos del libro

Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.
Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.
Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré.

Luego en la última parte del capítulo Jeremías pide venganza para con sus enemigos, que Dios se pronuncie sobre ellos por su maldad y les de lo que merecen.

Jeremías no la paso nada bien, el hacer la voluntad de Dios le costó bastante y a pesar de que a veces como todos alguna vez, pensó echarse para atrás, entendió que tenía una misión y que Dios estaba con él. Comprendió que cada mañana Dios renueva sus misericordias y que con Dios cada día es una nueva oportunidad para vivir.

¿Cuántas veces hemos sentido que ya no podemos más?, que nada sale bien y que queremos mandar todo a volar, que Dios demora demasiado y ya no queremos esperar….  A veces viendo lo que pasaron los profetas nuestros problemas parecen insignificantes.

Dios no es de ojos ciegos a lo que nos sucede, sabe por lo que pasamos y sabe cuándo enviara la respuesta o la salida que buscamos, pero en su Palabra nos hace ver que su misericordia nunca decayó, así que podemos decir como el salmista…. Alma mía espera en Jah, porque aun he de alabarle, mi salvación y mi roca.

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