Saúl:
De como la autosuficiencia y el orgullo solo nos llevan a una caída inminente
Ahora, pues, oye su voz; mas protesta solemnemente
contra ellos, y muéstrales cómo les tratará el rey que reinará sobre ellos.
Y tenía él un hijo que se llamaba Saúl, joven y
hermoso. Entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él; de hombros
arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo.
1
Samuel 8:9 / 9:2
Siempre me he preguntado si la elección de Saúl, fue
realmente en el tiempo de Dios o si Dios les quería enseñar una elección, Dios
sabia finalmente lo que pasaría con Saúl.
Saúl empezó
aparentemente bien, era alguien temeroso que no confiaba al parecer en sí
mismo, era alto más que los demás y cuando su padre tuvo un inconveniente fue a
ver al profeta, incluso cuando lo escogen para ser rey, él se esconde porque
tenía temor.
en la primera batalla,
derrotan a los filisteos y todo el pueblo feliz porque su rey los había
librado, el pueblo según Samuel había olvidado a Dios, quizás este no era el
tiempo de Dios para que tengan un rey.
Pero al buen Saúl se le
empezaron a subir los sumos y empezó a creer más en sí mismo que en Dios,
antepuso lo que pensaba antes que lo que Dios pensaba y de a pocos se fue en
picada
Primero en la guerra
con los Filisteos, Samuel debía venir a ofrecer el sacrificio antes que
empezara la batalla, pero se estaba demorando demasiado, Saúl se desesperó al
ver que algunos soldados comenzaban a desertar. No supo esperar, o simplemente
no quiso y se adjudicó funciones que no le correspondían, pues el ofrecer
sacrificios era dado solo a los sacerdotes (en este caso solo Samuel podía
hacerlo), y para su mala suerte justo terminando aparece Samuel y le llama la
atención delante de todos y le dice que Dios no está contento con él y que lo
ha desechado
Su segundo error fue al
hacer un juramento innecesario que puso al ejército en serios problemas al no
permitirles comer y recuperar fuerzas, tal vez hubiera matado a su propio hijo
por cumplir ese juramento si el pueblo no se lo impedía… Primera campanada de
alerta.
Tercero error: Samuel
le dijo que atacara y destruyera por completo a Abimalec, pero Saúl tenía una
mejor idea, se quedó con el botín, no mato a Abimalec y cuando fue confrontado
en vez de pensar en Dios, pensó en lo que diría la gente si se enteraba de lo
que le había dicho Samuel.
El orgullo fue la caída
de Saúl, luego de esto, se va alejando cada vez de Dios y va descendiendo más y
más, primero persiguiendo a David para matarlo, luego ordenando matar a los
sacerdotes y por último en su desesperación consultando a una adivina cosa que
estaba absolutamente prohibida por Dios.
La caída de Saúl fue su
orgullo, en contraste con David que se alegraba detrás de las cortinas cuidando
sus ovejas. Saúl tenía un afán de protagonismo, un afán por adjudicarse
funciones que no le correspondían, de imponer lo que él pensaba, su pensamiento
antes que el de Dios, necio y ciego su final no fue de los mejores y arrastro a
sus hijos a su desastre.
Tal vez si Saúl hubiera
buscado a Dios de corazón, si su comunión hubiese sido más fuerte.
A Saúl nunca
se le ve buscando a Dios, siempre se dejaba llevar por lo que pensaba, hacia lo
que quería. Siempre debemos de buscar a Dios en todo lo que hacemos y si Dios
en su voluntad nos lleva a predicar en un pulpito o a enseñar, siempre
entendamos que eso es por Dios y no por nosotros, no nos enorgullezcamos y
mantengamos la humildad.
Que la vida de Saúl
sirva de ejemplo a nosotros sobre no perder el enfoque y siempre dejar que Dios
sea quien dirija nuestro camino y que lo busquemos en todo tiempo y
circunstancia.
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