Una tragedia ha ocurrido, una tragedia que traspasa
fronteras y que ha desgarrado muchos corazones, una tragedia difícil de
explicar como lo son muchas cosas en esta vida de situaciones similares a las
del tobogán, a veces arriba, a veces abajo, la famosa cara del teatro que
representa la alegría y la tristeza simboliza la vida a la perfección.
El día de ayer por la noche el equipo brasileño de Chapecoense salía de Bolivia con destino a Colombia
para jugar con el club Atlético Nacional la final de la Copa Sudamericana, pero
la negligencia, las montañas y la tragedia impedirían que lleguen a su destino.
El avión se estrelló en las montañas
colombianas y aun no se esclarecen las circunstancias del accidente, pero más allá
de ello, el saldo del accidente fue brutal de las 81 personas que viajaban en
el vuelo entre miembros del equipo y periodistas, 75 murieron y 6 lograron ser
rescatadas con vida… Lamentable.
El mundo llora esta tragedia, el Club Atlético
Nacional en una noble acción ha pedido que se nombre al Chapecoense campeón de
la sudamericana, creemos que es lo más justo.
Ah esta tragedia se suman las de años
anteriores ocurridas a clubes tales como Torino, The
Strongest, Alianza Lima, Liverpool.
Solo quedan
dos cosas por hacer ante este devastador panorama, lo primero orar a Dios para
que les de fuerza y consuelo a las familias de las víctimas para poder
sobreponerse a este dolor. Y segundo reflexionar sobre nuestra propia vida y
entender que no la tenemos comprada y que la vida puede cambiar en un abrir y
cerrar de ojos y que hay decisiones concernientes a nuestra eternidad que debemos
de tomar.
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