"Cada día que pasa trae su parte de desolación y
también de consuelo. La desolación, como actividad diabólica, se ha hecho cada
vez más evidente desde la llegada de los Seleka [militantes islamistas] a la
República Centroafricana, y a causa de las consecuencias de la intervención de
la ONU. La consolación, tal como las oraciones de los hijos de Dios en todo el
mundo, siguen haciendo toda la diferencia en esta nación; y los cristianos aún
pueden tener esperanza", escribió un contacto de este país.
Y agrega: "Nunca se puede enfatizar de manera
suficiente que los Seleka, a través de su barbarie pura, han cambiado el curso
de la historia de nuestro país, y también en términos socio-religiosos. Pero
por causa de todo eso, no nos desesperamos. Una cantidad de reuniones de
enseñanza y capacitación se han celebrado recientemente en varias partes del
país, para fortalecer al Cuerpo de Cristo. La obra de reconstrucción de la
iglesia en la
República Centroafricana acerca de nuevos fundamentos
espirituales [en realidad tienen que ser los fundamentos antiguos contenidos en
la Biblia] continúa, mientras tanto seguimos convencidos de que sólo Dios puede
salvarnos”.
Barnabas Fund ha proporcionado alimentos y artículos de
primera necesidad para los cristianos carenciados en la RCA. La corrupción en
las organizaciones internacionales de ayuda y mantenimiento de la paz está muy
extendida. Nuestro contacto informa que a las víctimas de trauma se les paga
por sus extremidades amputadas por el personal médico de algunas ONGs que están
comprometidas en prácticas demoníacas, similares a los ritos cabalísticos
usados por los militantes Seleka, para tratar de hacerse impermeables a las
balas.
Además de los ataques contra los cristianos por parte de
Seleka, especialmente en el norte de la República Centroafricana, la violencia
de la milicia musulmana Fulani en el oeste del país también se está propagando
en forma alarmante.
"Muchos como yo, en nuestra ingenuidad y credulidad,
esperábamos que las fuerzas de la ONU vinieran y pusieran fin al indescriptible
sufrimiento del pueblo; ya que no hay ningún ejército nacional para garantizar
la seguridad de la población. Sin embargo, las tropas de la ONU han matado a
más civiles que a combatientes rebeldes". La semana pasada, los soldados
de la ONU abrieron fuego contra civiles que protestaban contra la violencia en
el norte del país. La comunidad cristiana ya no tiene confianza en la capacidad
de la fuerza de la ONU, compuesta de 12.000 miembros, para protegerlos de la
violencia Seleka.
Pero
hay momentos de esperanza.
El contacto concluye: "Nuestra parte de la ciudad
[en Bangui] estaba desierta anoche (2.11.2016); todos los habitantes habían
huido. Ha habido choques entre las diferentes facciones de los Seleka, con
varios de los líderes matándose unos a otros. Es como en aquellas historias de
la Biblia donde Dios hizo que los enemigos de Israel volvieran sus espadas unas
contra otras. Lo que los anti-Balaka no eran capaces de hacer, lo que las
fuerzas de la ONU se han negado a hacer y lo que FACA - las fuerzas armadas de
CAR - no se atreverían a hacer, Dios lo ha hecho. Gracias por orar.
La República Centroafricana tiene aproximadamente 5
millones (2013) de habitantes. Según el censo nacional de 2003, el 80,3 % de la
población era cristiana -51,4 % protestante y 28,9 % católico- y el 15 %
musulmán; además, el 35 % del total, aparte de las creencias mencionadas,
mantiene creencias indígenas. Hay muchos misioneros que operan en el país, pero
a causa de la violencia muchos de ellos están abandonando el país.
Oremos
para que Dios proteja a los cristianos que son objeto de violencia, y que se
pueda reestablecer la paz y el orden.
Oremos
por los valientes misioneros que siguen en este país peligroso.