Pablo tenía un deseo
sincero en su corazón y ese era el visitar Roma (al final lograría su cometido,
pero no de la forma que pensaba). Mientras esperaba la oportunidad de cumplir
su objetivo les envió a los cristianos que vivían en Roma una carta que podríamos
decir resume muy bien el evangelio.
Empezamos viendo como Dios
se manifiesta a la humanidad y esta no tiene mejor idea que darle la espalda y
no adorarlo, y no contentos con ello van en busca de hacer ídolos de otras
cosas y descendiendo en su espiral se comienzan a corromper moralmente más y
más, degradando sus cuerpos y haciendo cosas totalmente desagradables tales
como actos homosexuales.
Todos han pecado y no
tienen manera de llegar a Dios, nadie tiene excusa, Dios se ha revelado incluso
por medio de la creación. Los mismos Judíos que se jactan de ser los escogidos
de Dios de igual forma están bajo la maldición del pecado. Ser Judío es quizás
algo bueno, pero no sirve para salvación: “Pues todos han pecado y están
privados de la gloria de Dios”. La salvación es solo a través de Jesús, no a
través de las obras.
Abraham de quien los
Judíos alegan ser hijos, fue considerado por Dios no por sus obras sino por su
Fe en Dios: “Le creyó Abraham a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia”. Ahora de la misma forma en que el pecado
entro al mundo por un hombre, así también solo a través de Jesús podemos tener
acceso al Padre, ser salvos. “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el
mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a
toda la humanidad, porque todos pecaron. “
El hecho de ser salvos por
gracia no es una licencia para seguir pecando deliberadamente pues hemos muerto
al pecado y este no se debe de enseñorear o gobernar sobre nosotros: “De la
misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para
Dios en Cristo Jesús.”
“Pero ahora que han sido
liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad
que conduce a la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mientras que
la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.”
Dios proporciono la ley
para hacernos ver nuestro pecado, esta era necesaria para que podamos ver que
no podíamos salvarnos por nosotros mismos. Tenemos que vivir para el Espíritu y
no para nuestros deseos carnales y pecaminosos que se oponen a la vida en el
espíritu. “Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en
los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu
fijan la mente en los deseos del Espíritu.”
(Romanos 8:28-37)
En los capítulos del 9 al
11 Pablo medita sobre Israel y como Dios los tiene dentro de su plan y no los
ha abandonado.
Por último, luego de dar
su explicación, Pablo nos exhorta a poner en práctica lo que nos ha enseñado: “No
se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de
su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y
perfecta”. Nos habla sobre el someternos a las autoridades y ser considerados
con aquellos que son débiles en la fe. Para terminar con saludos y
reconocimientos a sus colaboradores en la misión.
Este ha sido un resumen
muy breve sobre la carta a Romanos. Es de vital importancia que todo Cristiano
estudie esta carta a profundidad y no solo descubra sus bellos tesoros, sino
que los ponga en práctica en su diario caminar.
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