sábado, 28 de enero de 2023

1 y 2 de Corintios

 

"Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; más para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios."

1. Corintios 1: 23, 24

1a. Corintios (Corinto significa "saciado") es una Epístola escrita para corregir los desórdenes permitidos en Corinto en la temprana Iglesia. La Epístola establece sólidos, prácticos principios de orden y gobierno de la asamblea, muy necesarios para la Iglesia de Dios en todo el mundo.

Esta aplicación autoritativa universal es enfatizada en los capítulos 1:2; 4:17, 11:16; y 14: 33, 37.

Corinto era un centro de filosofía Griega, pero de corrupción moral: de ahí que la sabiduría del mundo sea desechada en el capítulo 1, y el capítulo 2 la sustituye por la revelación de Dios por medio de Su Espíritu.

La sabiduría humana no puede ordenar el camino de la Asamblea de Dios, pero la Palabra de Dios aplicada por el Espíritu de Dios a los corazones y a las conciencias es suficiente para mantener un orden completo conforme a los pensamientos de Dios. En los capítulos 1 y 2 el orgullo intelectual es rechazado; desde el capítulo 3 al 7 la corrupción carnal es igual y plenamente juzgada; y los capítulos 8 al 10 previenen contra la comunión con cualquiera influencia demoníaca por medio de la idolatría.

La unidad del cuerpo de Cristo, pero en separación de asociaciones profanas, es enfatizada a través de todo el libro. Con todo, la unidad se contempla siendo mostrada en una preciosa diversidad de dones que llaman a un piadoso ejercicio de los mismos. La importancia de la sana doctrina es un asunto vital, también, y el capítulo 15 enfatiza fuertemente la verdad de la resurrección de Cristo, y la de Sus santos a Su venida, como siendo básica para el testimonio de la Asamblea de Dios.

1a. Corintios es un libro valioso para estimular la apreciación y la preocupación por cada miembro del cuerpo de Cristo y para fortalecer el testimonio colectivo.

 

"Porque Dios que dijo: Resplandezca la luz de en medio de las tinieblas, es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para darnos la luz del conocimiento de la gloria de Dios, en el rostro de Jesucristo."

2. Corintios 4:6 (VM)

La Segunda Epístola a los Corintios trata, no del orden de la asamblea, sino del ministerio en relación con la asamblea, la manifestación en la vida práctica y el servicio, de la presencia del Espíritu en la asamblea. El propio Pablo es ejemplo de esta labor que implica una negación del 'yo', gastando y gastándose por amor a los santos de Dios. Sus sufrimientos a causa de su fidelidad al ministerio de Cristo, ser perseguido por el mundo, los crueles ataques de parte de falsos hermanos, el resentimiento incluso de parte de hermanos cuya bendición él había deseado, su alma profundamente angustiada, sus penas, sus angustias, sus tiernos afectos, sus comprensiones, sus compasiones - todas estas cosas destacan en esta conmovedora Epístola.

Pero su competencia proviene de Dios, el gran Dios, cuya luz había resplandecido en Su corazón, manifestando la gloria trascendente de Su Ser en la faz de Jesucristo. Aunque está contenido en un vaso terrenal, este es un tesoro que ha de ser manifestado en el ministerio a todos los que oirán. Este ministerio de la gloria de Cristo es de tal sobresaliente bendición para Pablo que él es llevado sobre alas de infinita gracia a través de todas las pruebas del camino, y dice, 'Yo estoy lleno de estímulo; el gozo sobreabunda en mí bajo toda nuestra aflicción.'

Maravilloso es, entonces, el estímulo que entrega este libro para una consistencia firme al ministrar a otros, a pesar de cualquier esfuerzo de Satanás que pueda desalentar el corazón y debilitar las manos.

https://biblecentre.org/content.php?lng=33&mode=7&item=1393

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