jueves, 18 de abril de 2019

¿Qué hiciste, Alan?



Ezequiel 18:23
¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos?


Fuiste el hijo predilecto de Victor Raul. Desde que te iniciaste en el Apra ya     dabas dotes de gran orador y hasta su sucesor alguna vez te dijeron
Veías a Haya como un Padre, tú mismo dijiste alguna vez:

"Estaba en un campamento juvenil del partido a orillas del río Rímac. No me separaba ni cinco metros de este semidiós y me sentía como en la Capilla Sixtina. Era imponente, un vasco antiguo, blanco y con barba, con una enorme cabeza que para mí solo podía ser sinónimo de una maciza inteligencia".

Fuiste Presidente del Partido y tiempo después entraste al Congreso de la República en donde te hiciste conocido como opositor al régimen y como gran orador, hecho que te valió para tentar la presidencia en las elecciones de 1984.

Te eligieron Presidente de la república en 1985, tuviste la gran oportunidad de levantar a la estrella, pero erraste de la peor manera, caíste hasta el piso y tu nombre empezó a ser recordado con desprecio; tal vez tu orgullo no te hizo ver hacia dónde ibas y no pediste la ayuda que debías.

Entró el chino y en el año 92 escapaste por los techos con rumbo al asilo en Colombia y posteriormente a Francia en donde disfrutaste de tus bienes, hasta que tu orgullo pudo más y volviste al Perú luego que el chino, escapara por la puerta falsa.

Llegaste a la Presidencia por segunda vez, gracias a tu lenguaje que hipnotizaba masas y a la falta de memoria de muchos peruanos. Que si bueno o malo, eso queda a criterio de cada uno, pero se dice que te metiste un montón de billete al bolsillo y pasaste piola

Tenías varios temas pendientes entre masacres, matanzas, violaciones, sobre valoración de obras, indultos sospechosos y un largo etc., etc. Nunca se te pudo probar nada, no porque fueras inocente, sino porque estabas recontra chalequeado y parecías intocable.  

Todos sabían que tenías anticuchos, pero nadie lo podía probar, mismo Al Capone, salvando las distancias claro.

Trataste de postular a la presidencia una vez más y te fuiste de cabeza contra el piso y tu orgullo quedó herido, tanto así que juraste no volverlo a hacerlo.

El caso Odebrech se destapó y el desagüe se abrió y las ratas empezaron a caer, todos caían, menos tú, pero al parecer tenías las horas contadas y pese a que aparentabas lo contrario, algo dentro de ti decía que pronto te llegaría la hora. Solo era cuestión de tiempo.

Cayó la China, muchos otros posteriormente y la semana pasada el abuelo PPK también vio la detención, lo que muchos piensan fue un acto injustificado dado lo avanzado de su edad. Estabas cercado, y lo sabias muy bien.  

El APRA, el partido al que perteneces, es sabido que no es solo un partido político más, es una MAFIA, no creemos que ese haya sido el deseo de Victor Raul, pero desgraciadamente en eso se convirtió con historias de Búfalos, puñaladas por la espalda, protección a sus líderes hasta niveles de sacrificio, y quién sabe qué cosas más.

Hoy tocaron a tu puerta, más temprano de lo normal, era la justicia que venía por ti, tomaste una decisión, quién sabe si meditada o no, lo cierto es que te encerraste en tu cuarto, pensaste que si te matabas te irías en gloria, que le darías un ejemplo a la maldita justicia que te perseguía, que te recordarían con honor, elegiste la salida de un mafioso, de un criminal, de un desesperado, te metiste un tiro y te fuiste, no afrontaste con hidalguía lo que se te venia, y te fuiste.

Muchos dicen que te escapaste y todo fue una farsa; otros argumentan que te mataron o que te asustaste porque pensabas que lo harían y no te dejaste atrapar.

Lo cierto es que has despertado el odio totalmente reprochable de muchos y el amor de otros pocos. Has dejado cinco hijos sin padre y un sin número de preguntas en el aire.

Me queda la interrogante, realmente quería que te salves, porque si lo hacías, tal vez te hubieras salvado de otra manera. No sé dónde estarás, pero espero que en tu último suspiro hayas encontrado la paz que sobrepasa todo entendimiento.

Quisiera entrar en tu cabeza y saber porque lo hiciste, tal vez si C.L estuviera vivo, de alguna forma lo podría saber mejor que nosotros, pero son solo especulaciones.

Pensaste irte en gloria, te fuiste en ignominia…  Tu orgullo fue tu condena… Un minuto de silencio por ti.



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