miércoles, 3 de octubre de 2012

Isaias 55


Invitación a los sedientos

55 »¡Vengan a las aguas
    todos los que tengan sed!
¡Vengan a comprar y a comer
    los que no tengan dinero!
Vengan, compren vino y leche
    sin pago alguno.
¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan,
    y su salario en lo que no satisface?
Escúchenme bien, y comerán lo que es bueno,
    y se deleitarán con manjares deliciosos.
Presten atención y vengan a mí,
    escúchenme y vivirán.
Haré con ustedes un *pacto eterno,
    conforme a mi constante amor por David.
Lo he puesto como testigo para los pueblos,
    como su jefe supremo.
Sin duda convocarás a naciones
    que no conocías,
y naciones que no te conocían
    correrán hacia ti,
gracias al Señor tu Dios,
    el *Santo de Israel,
    que te ha colmado de honor.»
Busquen al Señor mientras se deje encontrar,
    llámenlo mientras esté cercano.
Que abandone el malvado su *camino,
    y el perverso sus pensamientos.
Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios,
    que es generoso para perdonar,
    y de él recibirá misericordia.
«Porque mis pensamientos no son los de ustedes,
ni sus caminos son los míos
—afirma el Señor—.
Mis caminos y mis pensamientos
    son más altos que los de ustedes;
    ¡más altos que los cielos sobre la tierra!
10 Así como la lluvia y la nieve
    descienden del cielo,
y no vuelven allá sin regar antes la tierra
    y hacerla fecundar y germinar
para que dé semilla al que siembra
    y pan al que come,
11 así es también la palabra que sale de mi boca:
    No volverá a mí vacía,
sino que hará lo que yo deseo
    y cumplirá con mis propósitos.
12 Ustedes saldrán con alegría
    y serán guiados en *paz.
A su paso, las montañas y las colinas
    prorrumpirán en gritos de júbilo
    y aplaudirán todos los árboles del bosque.
13 En vez de zarzas, crecerán cipreses;
    mirtos, en lugar de ortigas.
Esto le dará renombre al Señor;
    será una señal que durará para siempre.»

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