Cosas extrañas estaban aconteciendo en Jerusalén, Dios había estado en
silencio por casi 400, los romanos gobernaban con mano de hierro y muchos del
pueblo esperaban la llegada del Mesías. Para algunos los hechos extraños
pasaron desapercibidos, pero para otros fueron algo que les cambiaría la vida
por completo.
Zacarías un anciano que oficiaba en el templo, recibió un mensaje
extraño mientras ministraba, un ángel se le apareció diciéndole que el hijo que
le nacería prepararía el camino para el Mesías. Una virgen desposada para
casarse es bendecida por Dios para llevar en el vientre a su hijo, pero al
mismo tiempo corre riesgo su vida al quedar embarazada antes de casarse, las
habladurías deben haber sido muchas, pero José su prometido era alguien que
creía en Dios y con gran carácter y estoicidad se mantuvo a su lado pese al qué
dirán… Dios se estaba empezando a mover.
Un Censo, un regreso improvisto, una ciudad repleta de visitantes, cada
uno en sus cosas, el tiempo había llegado, sin lugar en ningún Mesón, un
Pesebre al lado de animales… El pueblo en sus cosas, no se enteraron de este
gran acontecimiento. Unos pastores fueron bendecidos con la noticia más hermosa
de todas las épocas, el tiempo se había cumplido y aquí estaba… Emanuel, Dios
con nosotros.
Pequeño niño arropado en los brazos de su Madre, entre animales creación
de Dios, delante de humildes pastores y sabios de oriente que humilde
reverencia le rinden. Este niño nacido casi en el anonimato, inocente, sería el
cumplimiento de la promesa, un Mesías que no vino entre pompa, ni con bombos y
platillos, no era tal vez lo que las masas esperaban, pero si era lo que
necesitaban.
Y el resto de la historia es conocida, este niño creció, se hizo hombre,
paso 30 años en el anonimato y luego cumplió la misión para la que había
venido, y nosotros celebramos su nacimiento cada año y recordamos a un Dios
fiel a su promesa.
Mucho tiempo ha transcurrido desde que aquel niño naciera en el pesebre,
una brecha se ha abierto entre las personas. Algunos lanzan mil argumentos
sosteniendo cuan incompatible es celebrar Navidad, otros la celebran olvidando
su significado principal y unos pocos aún tienen presente la verdadera razón de
esta celebración.
La Navidad la veo desde dos puntos diferentes: El primero de ellos
es poder entender como el plan de Dios que había sido predicho desde el
principio de los tiempos (Génesis 3:15) vio su cumplimiento en ese bebe nacido
en el seno de una familia humilde, pero ese bebe creció, se hizo hombre,
cumplió un ministerio de tres años, murió por nuestros pecados, pero resucito y
volverá por segunda vez a gobernar y llevar a su pueblo. Eso celebramos no que
Cristo siga siendo un niño, sino el cumplimiento de la promesa, y nos
regocijamos pues más allá de fechas correctas o incorrectas, la verdad es que
gracias al plan maravilloso de Dios y al sacrificio de Cristo, somos salvos por
gracia razón por la cual celebramos, y no solo deberíamos hacerlo en Navidad o
Semana Santa, sino todos los días de nuestras vidas, siempre ser agradecidos
por nuestra salvación totalmente inmerecida.
Otro punto de vista, que me apasiona, es el poder reunirme con la
familia a quienes tal vez por diversas razones no las podemos ver durante el
año o al menos no como quisiéramos y Navidad nos une bajo una misma mesa para
celebrar a Cristo, el centro de estas fiestas, y también es el tiempo perfecto
para llevar alegría a quienes menos tienen.
Me quedo con las palabras del Pastor Jhon Macarthur acerca del
significado de la Navidad, como para reflexionar en ellas.
La Navidad es la celebración del momento histórico en el cual
Dios vino a la tierra en la persona de Su Hijo Amado Jesús para reconciliar
consigo al hombre pecador mediante Su muerte sustitutoria en la cruz. De eso
trata la navidad. Es la obra de Dios Todopoderoso para redimir a la humanidad. Jhon
Macarthur
Ahora veamos que no debería de ser Navidad
La celebración por la venida del hijo de Dios, se convirtió en la
mayoría de los casos en un acontecimiento donde lo más importante comenzó a ser
el regalarse unos a otros, y por ende buscar el mejor regalo posible, decorar
la casa y preocuparse por que se debía de cenar.
La Navidad empezó a comercializarse y las empresas se empezaron a dar
cuenta de ello y les vendieron a las personas esa idea, la imagen de Jesús fue
cambiada por la de un gordito de barba blanca bonachón, con un traje color rojo
cortesía de una marca de bebidas conocida y de un momento a otro sustituyo a
Jesús en las mentes de las personas,
Y es que la idea del diablo siempre ha sido la de buscar alguna manera
para que las personas olviden a Cristo, ese ha sido su objetivo desde el
principio, distraer a la gente con cosas totalmente triviales y de esa forma
alejarlas del propósito principal, y tristemente el consumismo navideño ha sido
al parecer un arma bastante eficiente para que las personas dejen de mirar a
Cristo y miren lo que les conviene, o lo que satisface sus deseos.
No creo que este mal celebrar la Navidad, pero perdernos en el afán de
un mundo que corre a toda prisa buscando esto o aquello, dista mucho del objeto
principal de estas fiestas, que es a todas luces el celebrar el nacimiento del
hijo de Dios, quien creció, tuvo un ministerio de tres años, murió en una cruz
por nuestros pecados, resucito y volverá otra vez… Eso debemos recordar y nunca
olvidar.
De corazón espero que estas fiestas sirvan para juntos en familia poder
reflexionar en lo que Cristo hizo por nosotros y juntos orar agradecidos.
Enfocándonos en ello y no en distractores externos. Por último, que Navidad
también sea la perfecta excusa para poder ayudar a los que menos tienen.
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