La aventura de un profesor oportunista aparentemente ha llegado a su fin luego de poco más de un año de una nefasta gestión que quedara marcada por su ineficacia, la corrupción a gran escala y la inacción de un impresentable congreso que, hasta las últimas, jamás se puso los pantalones y siempre velo por sus intereses por encima de los de la Patria.
El ciudadano Castillo obnubilado
por su inminente derrota, decidió patear el tablero y asesorado quien sabe por quién
(tal vez por otro impresentable que fuera Premier) intento dar un mensaje a la nación
en donde pretendía cerrar el congreso. Pero las cosas no salieron como lo
esperaba pues casi de inmediato todos repudiaron su accionar y empezaron a
renunciar, sus ministros, su abogado y las mismas fuerzas armadas le dieron la
espalda. Los oportunistas que estuvieron a su lado se bajaron del coche, el
congreso con una votación mayoritaria aprobó la vacancia (too late, we never
forget) y cuando el Señor Castillo intento escapar fue interceptado por la policía
con ayuda ciudadana y llevado a la Prefectura.
Es penoso que teniendo la
oportunidad de poder salir adelante siempre nos disparamos nosotros mismos a
los pies. Lo vacaron a PPK por puro orgullo (allí si lo hicieron bien rápido),
paso el impresentable de Vizcarra, Merino no duro ni un día y Sagasti fue solo
un comodín con cara de buena gente. La derecha se durmió y se dividió, a la
china le llego el país y el pueblo dividido creyó las mentiras de los
oportunistas con ideologías retrogradas que son de lo peor que le ha pasado al
mundo (y son tontos útiles) nos pusieron al Lápiz y ya perdimos un año y más
entre delincuencia, inflación y corrupción.
Pero el circo no acaba y
el Perú sigue sangrando, nos han impuesto a una presidenta interina con ideas
peligrosas que no se sabe que rumbo tomara, en el congreso no se puede confiar
y lo peor es que si se convocan elecciones el remedio puede resultar ser peor
que la enfermedad. Hoy más que nunca debemos clamar por nuestro país “QUE DIOS
NOS AYUDE”.
Y Daniel habló y dijo: Sea
bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la
sabiduría. El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la
sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. El revela lo profundo y
lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz.
Daniel 2:20-22
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