Hoy estamos de aniversario, irónicamente es un día que nadie se molestará en celebrar, por el contrario, esta fecha traerá ira, indignación e incluso tristeza en los corazones de muchas personas.
El 15 de Marzo marca el
inicio de la cuarentena marcada por e ex presidente Martin Vizcarra a causa del
COVID 19. Un antes y un después en la historia del Perú en este caos, nuestras
vidas cambiaron y no sabemos si algún día regresara la normalidad de la que
tanto nos quejábamos y que ahora tanto anhelamos.
En mi caso extraño el
poder salir sin la “bendita” mascarilla, ir al cine a ver una buena pela, salir
con mis amigos a latear y comer, ir a la Iglesia y servir en ella, los eventos
que hacíamos, los conciertos y hasta viajar, pues a se me había hecho costumbre
viajar una vez al año.
Es increíble que todo este
quilombo orquestado por un grupo de personas (en algunos casos sabemos sus
nombres y apellidos) cambio por completo al mundo entero y lo sumió en un caos
del cual aun no se puede recuperar, y no solo en materia de salid, sino también
económicamente, todo esto con el objetivo de poner de rodillas a las naciones
del mundo y tener el campo abierto para instaurar su Nuevo Orden Mundial.
Miles de familias de luto,
la muerte se ha hecho un visitante frecuente e incómodo, negocios de toda una
vida yéndose al retrete, familias en el límite, personas que quieren trabajar y
no las dejan y los que afortunadamente han logrado re inventarse.
Las vacunas han llegado,
pero a nosotros los rezagados nos toca esperar un poco más, hay muchos rumores
sobre la efectividad de estas, lo cierto es que queda esperar a que estas nos
ayuden de alguna manera a volver a la normalidad que tanto anhelamos. Ya es un año de esta locura y la verdad estamos
bastante cansados.
Pero la pandemia también
ha servido para algunas cosas positivas, entre ellas en las iglesias con las
reuniones virtuales se mostró por un lado quienes se quedaban y quienes
abandonaban el barco, además se quiso destruir a la iglesia dejándola sin
reuniones, pero con ayuda de Dios y el buen uso de la tecnología, la iglesia se
hizo fuerte y ha podido salir a flote en medio de la pandemia.
Nos enseño a confiar en
Dios y a entender que, a pesar de toda esta locura, Dios tiene un propósito en
medio de todo esto y nada ni nadie va a impedir que se cumpla.
Un poco mas de paciencia,
porque siempre hay una luz al final del túnel.
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