Los hijos son un regalo del Señor;
los frutos del vientre son nuestra recompensa.
Los hijos que nos nacen en nuestra juventud
son como flechas en manos de un guerrero.
¡Dichoso aquél que llena su aljaba
con muchas de estas flechas!
No tendrá de qué avergonzarse
cuando se defienda ante sus enemigos.
Salmos 127:3-5
En el Antiguo Testamento el tener hijos era considerado todo un regalo de Dios, vemos como los nombres de los hijos tenían un significado que según se creía profetizaba el destino de ese niño. En este sentido cuando alguien no podía tener hijos se consideraba una afrenta, un castigo de Dios.
En la Biblia vemos a varias mujeres que no podían tener hijos como Sara, Raquel, Ana, Elisabeth solo por mencionar a algunas, ellas oraron a Dios por un hijo y Dios en su misericordia concedió su petición, se regocijaron en Dios y en algunos casos sus hijos llegaron a tener gran prominencia en Israel.
Mucho tiempo ha pasado y las cosas han cambiado, la sociedad va en caída libre y la gente empieza a perder el enfoque y se vuelven egoístas y ególatras. Desde hace un tiempo muchas personas han optado por no tener hijos y dedicarse a sus carreras, a viajar o a vivir su vida sin la responsabilidad de criar a un hijo, y ese ejemplo se ha esparcido como un virus.
Se entiende que los tiempos han cambiado, pero la sola idea de dejar de lado la maternidad por la realización personal es algo que nosotros que ya tenemos algunos años no podemos entender.
Mi Abuela crio una familia de ocho hijos, Mi otra abuela trabajaba arduamente y casi sola levanto a sus dos hijos. Madres que trabajaban y criaban hijos, otras decidieron dedicarse a la casa, mientras que otras tuvieron que ser padre y madre por diversas circunstancias. Ser Madre es una labor esforzada, es cosa de valientes.
Un abrazo a todas aquellas madres sacrificadas y esforzadas.
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