Es una hermosa oración en
donde Daniel derrama su corazón delante de Dios y se pone en lugar de su pueblo
Israel, reconociendo su pecado y apelando a la misericordia de Dios. En oración y ruego, en
ayuno, cilicio y ceniza
Daniel entendió que los
70 años del cautiverio se estaban por cumplir, pero en vez de pedir a Dios
directamente por la liberación de su pueblo, se humilla delante de Dios y a través
de casi cada versículo apela a la bondad de Dios hacia su pueblo y recuerda una
y otra vez como el pecado de Israel, en este caso la idolatría, los había alejado
de Dios y llevado al exilio.
Solo en el último versículo
Daniel finalmente pide a Dios que los perdone y libere a su pueblo en su
tiempo.
Me encanta esta
historia porque a pesar de que Daniel no había pecado, clamo por su pueblo, tenía
tal amor por sus compatriotas que se derramo delante de Dios por ellos….
Que
hermosa historia
Igual que Daniel,
debemos de rogar por nuestro país y pedir que tenga compasión de nuestro
pueblo, que de sabiduría a los líderes y que el pueblo se acerque a Dios y
nosotros nunca dejemos de amar e interceder por nuestro país.
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