Me topé con un pequeño libro llamada Tribus Urbanas en Lima, editado por la Universidad Católica en una serie que de libros titulados Arquitectura de Bolsillo.
Sarah D Yrivarren nos transporta al mundo de las
tribus urbanas, primero estableciendo el concepto de el porqué de las
tribus urbanas, luego brindándonos una lección de historia sobre este
movimiento y clasificándolas en tres categorías (musicales, deportivas y de
imagen).
Posteriormente nos adentra en Lima poniendo sobre la
mesa la razón del nacimiento de estas tribus y la situación que hizo que estas
tribus nacieran aquí en la capital, pasando por esa movida subte de los 80 y 90
que nació y se desarrolló a la par del estado caótico en el que vivía el país.
De aquí en adelante la cosa empieza a ponerse aún más
interesante pues nos adentramos dentro del submundo de las tribus conociendo
desde el punto de vista distinto, todos aquellos lugares primero al aire libre
como es el caso de los Skateparks, Quilca y sus alrededores, así como aquellos
espacios que en un principio servían para otro fin ,pero que han sido tomados
por las tribus urbanas y conviven en armonía con los habitantes “normales del
lugar” , de estos tenemos a Galerías Brasil y el CC Arenales.
Finalmente tenemos los espacios apropiados como el
Parque Washington y Larcomar (La parte externa).
Este libro es un ejercicio interesante de lectura y
nos vuelve a la pregunta de si las tribus urbanas son o no un peligro para la
ciudad. Este libro es del 2010, han pasado nueve años desde su edición, y muchas
cosas referentes a las tribus han cambiado.
Muchos lugares míticos de Quilca (El Averno, el
Boulevard, las discotecas, el Nuclear Bar, han desaparecido, dando paso a la
pseudo modernidad), los emos abandonaron el Parque Washington y el CC Arenales,
aunque ha mejorado bastante, se vuelve un poco más intolerante hacia sus
habitantes tribales.
De igual forma, pareciera como si la ciudad se hubiera
tragado a las tribus, muchas han desaparecido, o al menos no se les ve tan
masivamente como antes, tal vez muchos lo vieron como una moda pasajera y
migraron hacia otra faceta en su vida y solo quedaron los verdaderos tribales,
aunque en su mínima expresión.
La ciudad siempre ha sido hostil con lo que no conoce,
les asusta o incomoda, pero desgraciadamente es algo con lo que uno debe
aprender a convivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario