Érase una vez un plomero italiano
quien laboraba con su hermano y que por razones que no vale la pena mencionar
terminaron en el reino champiñón y con el paso del tiempo se convirtieron en los
héroes de ese reino.
Erase una vez un mundo
mucho mas sencillo y amigable en donde las personas eran blancas, negras,
amarrillas y otros y nadie se hacia problemas. Las cosas estaban claras, el
lenguaje se respetaba y nadie se ofendía por tonterías.
La película de Mario Bross
nos trasladó a una época en donde todo era mas sencillo, una niñez no perfecta,
pero en donde jugábamos en la calle, algunos teníamos nuestros videojuegos que
ahora se ven arcaicos, no éramos bombardeados de información y vivíamos a
nuestro propio ritmo.
La trama es de lo mas
sencilla pues Mario y Luigi llegan por cosas del destino al reino champiñón y
deben de ayudar a salvarlo de las manos de un Bowser perdidamente enamorado de
la princesa y que quiere casarla a la fuerza y en donde la princesa, Mario y
Luigi harán algunas alianzas para defender el reino. Simple.
La película tiene muchos
guiños a los diferentes juegos de Mario a través del tiempo (no los reconocimos
todos, ¿ustedes?), música de los 80 fácilmente reconocible, todo un viaje que
emociona a medida que va avanzando la trama.
Sorprende cuanto arraigo
tiene este simpático personaje entre las personas, la sencillez de una película
sin intromisiones, ni agendas, simple y al grano consiguió 375 millones de dólares
en su primera semana, haciendo evidente que las personas están cansadas de las
imposiciones arbitrarias.
Mario no es la película perfecta,
no sabemos que nos depararan o si habrá futuras películas que hablen sobe él. Lo
que, si hay varios que han lanzado su voz de protesta, pero la verdad creemos
que es un grito al vacío. Que se den cuenta que muchos anhelamos una vuelta a
un pasado simple y sin complicaciones.
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