Francis Schaffer es un escritor que muchos tal vez no
conocen, tal vez si menciono que es el autor del libro Arte y Biblia algunos
sonreirán y dirán que conocen el libro, otros se rascaran la cabeza. Bueno este
libro escrito en los lejanos 70, fue hasta hace poco la única referencia
literaria para conocer un poco más sobre que dice la Biblia acerca del arte y
si ambos pueden ser compatibles. Felizmente en el 2016 llego Lucas Magnin y
decidió continuar lo que Schaffer inicio y vaya que si lo hizo en gran forma.
Lucas inicia la travesía poniendo sobre la mesa la
importancia del arte, para luego unirse a Tolstoi tratando de definir ¿Qué es
el arte? Una pregunta a aparentemente fácil de responder, pero en la práctica
muy compleja toda vez que todos tienen un concepto diferente sobre el
significado del arte y no hay un consenso establecido. Lo que queda claro es
que a pesar de lo que digan, creemos que el arte siempre comunica algo, siempre
tiene algo que decir y es uno de los medios preferidos del hombre para poder
expresarse.
La Biblia también nos habla en diferentes partes
acerca del arte, desde la creación misma, siendo obra de su Creador, pasando
por la música la cual fue crucial en la historia del pueblo de Dios, la poesía
de libros como Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés y Cantares. Los profetas y
sus formas variadas de predicar su mensaje, en algunos casos usando bastante
ayuda visual. En el Nuevo Testamento vemos a Jesús que con sencillas y
profundas parábolas no solo penetro en la conciencia de sus oyentes, sino que
han mantenido su vigencia tras veinte siglos de incontables re lecturas.
Tristemente la iglesia no se explota el valor del arte
como debería, a veces pareciera que la iglesia tuviera temor de explotar el
valor del arte, cayendo en el utilitarismo (toda obra debe de ser usada para
comunicar el mensaje de forma directa y clara). Eso se ve claramente en los grupos
musicales pues muchos de ellos son copias en serie, a algunas bandas que
quisieron ir más allá y ser un poco más creativos, se les acuso de venderse al
mundo. La iglesia a menudo deja de tener un impacto social en la sociedad pues
trata de no tener contacto con ella. La iglesia debería empezar a ver el arte
con otros ojos, no solo como medio panfletario.
La
iglesia debe de ver las características de cada cultura y cada individuo, ver
en ellos parte de la obra divina y poder incentivar aquellas semillas que preceden
a los frutos del Mesías, pero desgraciadamente por motivos mejores o peores,
hemos producido obras con falta de tacto, con escases de gusto, contacto y
formas.
El
cristianismo no se aleja del mundo para alcanzar a Dios, sino que reconoce a
Dios en el mundo. La contradicción entre lo sagrado y lo profano se desvanece
ante la cruz de Cristo. Los cristianos rogamos al mundo, gritamos al tiempo y
cantamos a la historia: Reconciliaos con Dios
El arte y la fe no son
enemigos, el arte es un regalo de Dios que debemos usar de forma original para
poder llegar a un mundo en decadencia, violento, pero que clama por su
redención. Lucas nos abre los ojos y dice cosas que hasta ahora nadie quiso
decir, pero que muchos tal vez lo pensaron, él se atrevió y recopilo todas las
dudas que como artistas muchos hemos tenido y le jala las orejas a la iglesia
por no usar una herramienta tan útil como el arte. Ojalá y este libro tenga la
trascendencia que merece y llegue a muchas personas que realmente necesitan
leerlo para que sus ojos sean abiertos.
Cuando la unión entre la fe y el arte es genuina,
ambos principios se potencian. La fe puede manifestarse en toda su gloria y
mostrar la belleza que le ha sido regalada. El arte pude exponer su versatilidad
y profundidad al enfocarse en las preguntas más trascendentes. Una obra de arte
puede genuina puede ser incomoda o incomprendida, pero nunca será irrelevante.
Sin embargo. Cuando la unión entre la fe y el arte es forzada, ambos elementos
se ponen en ridículo.
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