Luego de posponer mi cita con el
Joker por varios días, finalmente pude ponerme de acuerdo conmigo mismo y
asistir a la función en el remozado Cine Pacifico (luego que le cayera la
municipalidad encima). Noche perfecta para disfrutar de una buena pela.
Un brother me dijo que a este
Joker lo habían hecho con trampa, pues por la trama era casi imposible que no
le agarres cariño por todas las cosas que se le caen encima, en una curiosa
situación de efectos desafortunados.
El personaje tiene un claro
problema mental, y las personas que lo rodean no contribuyen en ayudarlo a
poder sobrellevar su enfermedad, más bien lo hacen sentir peor y pareciera que
lo empujan al límite hasta llevarlo a abrazar su lado oscuro.
Tal vez si alguien le hubiera
mostrado algo de simpatía, su destino podría haber sido otro, sin embargo y a
pesar de que solo es una película, en la historia en general hay muchas
personas que padecieron de igual o peor forma y no se rindieron a su lado
oscuro, sino que lograron salir adelante.
Nada justifica su transformación
en un loco sediento de sangre, pero es curioso como la sociedad de alguna forma
primero lo margina y luego le da las herramientas y hasta un motivo
(cuestionable) para cometer sus insanos actos.
Y es esa misma sociedad marginadora,
que luego que observa al monstruo que alza su cabeza, empieza a rendirle
pleitesía en medio de un estado de anarquía, que ironía.
Sociedad hipócrita en la que
vivimos, sociedad marginadora, sociedad creadora de monstruos, sociedad que
tira la piedra, pero esconde la mano.
Una película para pensar de esas
que a muchos no agradan, pero que se debe de ver, disfrutar y cada uno sacara
sus conclusiones.
Dato curioso es que los creadores
del personaje le han dato mil orígenes diferentes, lo que hace que, de alguna
manera, este nacimiento del Joker bien ser su origen real.
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