lunes, 4 de julio de 2016

Buscando vivir un “cristianismo real” (En medio de muchas otras “opciones”)


Por qué será que el cristianismo es algo en donde los contrastes son tan marcados entre sus facciones, por qué será que entre cristianos nunca están de acuerdo y hay bandos o denominaciones, alguna demasiado radicales, algunas demasiado liberales y algunas propagando la doctrina de la prosperidad, atrayendo a incautos con flojera por leer su Biblia.

Por un lado la facción de los radicales que todo lo ven mal y que valga la pena mencionar son los más atrevidos y los que ves en la calle más seguido predicando el evangelio, pero son del tipo de personas que ven mal muchas cosas y para todo tienen algo porque llamarte la atención y si te ven haciendo algo que no les cuadra se te vienen encima con todo y hasta te deslanan…. Y están diseminados por allí y muchas veces tristemente alejan a las personas de Cristo pues para ellos el cristianismo se asemeja más a un cúmulo de reglas que uno debe de cumplir y dejan la gracia a un costado.

Por otro lado están los liberales que para ellos todo está bien y todo vale, ellos ofrecen un cristianismo algo más al gusto del cliente y venden a Jesús en el escaparate haciendo iglesias al gusto del cliente, iglesias segmentadas para diferente tipo de personas y no les importa usar cualquier método a la mano para marketear su cristianismo. Muchas veces dejando a Dios en segundo plano y poniendo sus gustos por delante.

Y de los de la prosperidad ni que hablar ellos lo único que desean es trasquilar ovejas y van detrás de los incautos que creen en todo lo que les dicen y no se toman la molestia de analizar el mensaje como lo hicieron los cristianos de Listra.

“Todo me es licito, pero no todo me conviene” dice la Biblia. Somos humanos y somos falibles, no somos perfectos, solo seremos perfectos cuando lleguemos al cielo, eso no significa que nos tomemos licencias, pero tampoco significa que seamos demasiado radicales y que cada vez que caemos busquemos sacar la vuelta y desaparecer.

No creo que esté mal escuchar cierto tipo de música, ni usar cierto tipo de ropa, siempre y cuando no llevemos a idolatrar esto, no esta mal tener un cierto gusto por algunas imágenes extremas o que nos guste el arte urbano o contracultural, no está mal tener tatuajes, siempre y cuando conozcas tu motivación al hacerlos, pero siempre sin llegar a extremos. Todo extremo es malo ser demasiado legalista o ser demasiado radical.

La Iglesia no puede cerrarle la puerta a nadie, no podemos hacer una iglesia demasiado legalista y “limpia”, y de igual forma no podemos hacer una iglesia de puros radicales porque si llega una abuelita o una familia, no le podemos cerrar la puerta negándoles la entrada.

La Iglesia debe de estar conformada por todo tipo de personas, debe de enseñar la sana doctrina, predicar el evangelio, discipular a las personas, hacer labor social y tener muy clara su visión y su misión y sus miembros deben de respirar esa misión y esa visión como su vida misma.

Vivimos tiempos peligrosos, es hora de entender para que estamos aquí y de empezar a tomar acción y defender lo que creemos y vivirlo.

1 Corintios 10.23-24
“Todo me es lícito, mas no todo conviene: todo me es lícito, mas no todo edifica.

24 Ninguno busque su propio bien, sino el del otro”.

No hay comentarios: