En el país de Pakistán, cada año, más de 700 niñas de padres cristianos, de
edades entre 12 y 25 años, son secuestradas, obligadas a casarse con sus
secuestradores y presionadas a convertirse al islam. En muchos casos, son
intimidadas a declarar que se convirtieron por su propia voluntad, lo que
permite a sus secuestradores escapar del castigo. Al denunciar casos de
matrimonio forzado y conversión forzosa, la policía ha demostrado una evidente
indiferencia por el sistema de justicia criminal. Y si alguno de estos casos
llega a los tribunales, las niñas víctimas permanecen bajo la custodia de sus
secuestradores durante el procedimiento, no teniendo de esta forma posibilidad
alguna de expresarse con libertad.
La pequeña minoría cristiana de Pakistán (menos del 3 % de la población) es uno de los grupos más pobres y vulnerables de este país, que sufre de altos niveles de intolerancia y persecución. Las altas tasas de pobreza también han afectado negativamente a las niñas cristianas, obligándolas a trabajar en el servicio doméstico, donde sufren el abuso, el acoso, la conversión forzada al Islam y, por desgracia, incluso el asesinato.
A finales de abril de 2014, el padre de una niña presentó una denuncia en la policía, después de que su hija de sólo 11 años de edad, María Sarfraz, fuera secuestrada y violada por varios hombres en el transcurso de tres días antes de recuperar su libertad. Como en otros casos, los asaltantes están amenazando a la familia a fin de resolver el asunto fuera de los tribunales. A la familia se le ha advertido que, a menos que obedezcan a las demandas de los secuestradores, todos los hogares de los cristianos del barrio de la ciudad Sheikupora, donde vive la familia Sarfraz, serán quemados.
La situación de los cristianos en Pakistán es sumamente preocupante. Desde hace muchos años se observan violentos atentados contra iglesias e incidentes de violencia contra cristianos individuales por motivos religiosos que, lamentablemente, se vienen repitiendo; así como la cruel indiferencia de parte de las autoridades frente al derecho de cada persona a practicar su religión en paz y seguridad. La apatía de la policía y el sistema judicial frente a los ataques contra los cristianos en Pakistán sólo alientan la intolerancia religiosa y la continuación de estos ataques.
Oremos por María y por las otras muchas niñas y mujeres cristianas en Pakistán, expuestas a terribles atrocidades. Oremos para que Dios consuele a los que han sido cruelmente maltratados, para que sus corazones sean sanados y para que reciban la ayuda necesaria para superar el dolor, el miedo y la vergüenza.
La pequeña minoría cristiana de Pakistán (menos del 3 % de la población) es uno de los grupos más pobres y vulnerables de este país, que sufre de altos niveles de intolerancia y persecución. Las altas tasas de pobreza también han afectado negativamente a las niñas cristianas, obligándolas a trabajar en el servicio doméstico, donde sufren el abuso, el acoso, la conversión forzada al Islam y, por desgracia, incluso el asesinato.
A finales de abril de 2014, el padre de una niña presentó una denuncia en la policía, después de que su hija de sólo 11 años de edad, María Sarfraz, fuera secuestrada y violada por varios hombres en el transcurso de tres días antes de recuperar su libertad. Como en otros casos, los asaltantes están amenazando a la familia a fin de resolver el asunto fuera de los tribunales. A la familia se le ha advertido que, a menos que obedezcan a las demandas de los secuestradores, todos los hogares de los cristianos del barrio de la ciudad Sheikupora, donde vive la familia Sarfraz, serán quemados.
La situación de los cristianos en Pakistán es sumamente preocupante. Desde hace muchos años se observan violentos atentados contra iglesias e incidentes de violencia contra cristianos individuales por motivos religiosos que, lamentablemente, se vienen repitiendo; así como la cruel indiferencia de parte de las autoridades frente al derecho de cada persona a practicar su religión en paz y seguridad. La apatía de la policía y el sistema judicial frente a los ataques contra los cristianos en Pakistán sólo alientan la intolerancia religiosa y la continuación de estos ataques.
Oremos por María y por las otras muchas niñas y mujeres cristianas en Pakistán, expuestas a terribles atrocidades. Oremos para que Dios consuele a los que han sido cruelmente maltratados, para que sus corazones sean sanados y para que reciban la ayuda necesaria para superar el dolor, el miedo y la vergüenza.
Oremos, además,
para que quienes han sido secuestrados y obligados a convertirse al islam sigan
adorando, en lo más profundo de sus corazones, al Dios verdadero; y que puedan
confiar en Él, quien con seguridad puede proporcionar una manera para un seguro
regreso a sus hogares y familias.
Por favor,
también intercedamos a favor de los que están cometiendo estos terribles actos,
para que Dios obre poderosamente en sus corazones y que sean llevados al
arrepentimiento, y de esta manera puedan experimentar el perdón a través de la
sangre derramada de Jesucristo en la cruz.
Acordaos
de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los
maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo (Hebreos 13:3).
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