jueves, 24 de diciembre de 2020

NAVIDAD- CON SENTIDO Y SIN INFLUENCIAS EXTERNAS

 


 Cosas extrañas estaban aconteciendo en Jerusalén, Dios había estado en silencio por casi 400, los romanos gobernaban con mano de hierro y muchos del pueblo esperaban la llegada del Mesías. Para algunos los hechos extraños pasaron desapercibidos, pero para otros fueron algo que les cambiaría la vida por completo.

Zacarías un anciano que oficiaba en el templo, recibió un mensaje extraño mientras ministraba, un ángel se le apareció diciéndole que el hijo que le nacería prepararía el camino para el Mesías. Una virgen desposada para casarse es bendecida por Dios para llevar en el vientre a su hijo, pero al mismo tiempo corre riesgo su vida al quedar embarazada antes de casarse, las habladurías deben haber sido muchas, pero José su prometido era alguien que creía en Dios y con gran carácter y estoicidad se mantuvo a su lado pese al que dirán… Dios se estaba empezando a mover.

Un Censo, un regreso improvisto, una ciudad repleta de visitantes, cada uno en sus cosas, el tiempo había llegado, sin lugar en ningún Mesón, un Pesebre al lado de animales… El pueblo en sus cosas, no se enteraron de este gran acontecimiento. Unos pastores fueron bendecidos con la noticia más hermosa de todas las épocas, el tiempo se había cumplido y aquí estaba… Emanuel, Dios con nosotros.

Pequeño niño arropado en los brazos de su Madre, entre animales creación de Dios, delante de humildes pastores y sabios de oriente que humilde reverencia le rinden. Este niño nacido casi en el anonimato, inocente, sería el cumplimiento de la promesa, un Mesías que no vino entre pompa, ni con bombos y platillos, no era tal vez lo que las masas esperaban, pero si era lo que necesitaban.

Y el resto de la historia es conocida, este niño creció, se hizo hombre, paso 30 años en el anonimato y luego cumplió la misión para la que había venido, y nosotros celebramos su nacimiento cada año y recordamos a un Dios fiel a su promesa.

Mucho tiempo ha transcurrido desde que aquel niño naciera en el pesebre, una brecha se ha abierto entre las personas. Algunos lanzan mil argumentos sosteniendo cuan incompatible es celebrar Navidad, otros la celebran olvidando su significado principal y unos pocos aún tienen presente la verdadera razón de esta celebración.

 La Navidad la veo desde dos puntos diferentes: El primero de ellos es poder entender como el plan de Dios que había sido predicho desde el principio de los tiempos (Génesis 3:15) vio su cumplimiento en ese bebe nacido en el seno de una familia humilde, pero ese bebe creció, se hizo hombre, cumplió un ministerio de tres años, murió por nuestros pecados, pero resucito y volverá por segunda vez a gobernar y llevar a su pueblo. Eso celebramos no que Cristo siga siendo un niño, sino el cumplimiento de la promesa, y nos regocijamos pues más allá de fechas correctas o incorrectas, la verdad es que gracias al plan maravilloso de Dios y al sacrificio de Cristo, somos salvos por gracia razón por la cual celebramos, y no solo deberíamos hacerlo en Navidad o Semana Santa, sino todos los días de nuestras vidas, siempre ser agradecidos por nuestra salvación totalmente inmerecida.

 Otro punto de vista, que me apasiona, es el poder reunirme con la familia a quienes tal vez por diversas razones no las podemos ver durante el año o al menos no como quisiéramos y Navidad nos une bajo una misma mesa para celebrar a Cristo, el centro de estas fiestas, y también es el tiempo perfecto para llevar alegría a quienes menos tienen.

 Me quedo con las palabras del Pastor Jhon Macarthur acerca del significado de la Navidad, como para reflexionar en ellas.

 La Navidad es la celebración del momento histórico en el cual Dios vino a la tierra en la persona de Su Hijo Amado Jesús para reconciliar consigo al hombre pecador mediante Su muerte sustitutoria en la cruz. De eso trata la navidad. Es la obra de Dios Todopoderoso para redimir a la humanidad. Jhon Macarthur

Ahora veamos que no debería de ser Navidad

La celebración por la venida del hijo de Dios, se convirtió en la mayoría de los casos en un acontecimiento donde lo más importante comenzó a ser el regalarse unos a otros, y por ende buscar el mejor regalo posible, decorar la casa y preocuparse por que se debía de cenar.

La Navidad empezó a comercializarse y las empresas se empezaron a dar cuenta de ello y les vendieron a las personas esa idea, la imagen de Jesús fue cambiada por la de un gordito de barba blanca bonachón, con un traje color rojo cortesía de una marca de bebidas conocida y de un momento a otro sustituyo a Jesús en las mentes de las personas,

Y es que la idea del diablo siempre ha sido la de buscar alguna manera para que las personas olviden a Cristo, ese ha sido su objetivo desde el principio, distraer a la gente con cosas totalmente triviales y de esa forma alejarlas del propósito principal, y tristemente el consumismo navideño ha sido al parecer un arma bastante eficiente para que las personas dejen de mirar a Cristo y miren lo que les conviene, o lo que satisface sus deseos.

No creo que este mal celebrar la Navidad, pero perdernos en el afán de un mundo que corre a toda prisa buscando esto o aquello, dista mucho del objeto principal de estas fiestas, que es a todas luces el celebrar el nacimiento del hijo de Dios, quien creció, tuvo un ministerio de tres años, murió en una cruz por nuestros pecados, resucito y volverá otra vez… Eso debemos recordar y nunca olvidar.

De corazón espero que estas fiestas sirvan para juntos en familia poder reflexionar en lo que Cristo hizo por nosotros y juntos orar agradecidos. Enfocándonos en ello y no en distractores externos. Por último, que Navidad también sea la perfecta excusa para poder ayudar a los que menos tienen.

 

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