Zacarías un anciano que
oficiaba en el templo, recibió un mensaje extraño mientras ministraba, un ángel
se le apareció diciéndole que el hijo que le nacería prepararía el camino para
el Mesías. Una virgen desposada para casarse es bendecida por Dios para llevar
en el vientre a su hijo, pero al mismo tiempo corre riesgo su vida al quedar
embarazada antes de casarse, las habladurías deben haber sido muchas, pero José
su prometido era alguien que creía en Dios y con gran carácter y estoicidad se
mantuvo a su lado pese al que dirán… Dios se estaba empezando a mover.
Un Censo, un regreso
improvisto, una ciudad repleta de visitantes, cada uno en sus cosas, el tiempo
había llegado, sin lugar en ningún Mesón, un Pesebre al lado de animales… El
pueblo en sus cosas, no se enteraron de este gran acontecimiento. Unos pastores
fueron bendecidos con la noticia más hermosa de todas las épocas, el tiempo se
había cumplido y aquí estaba… Emanuel, Dios con nosotros.
Pequeño niño arropado
en los brazos de su Madre, entre animales creación de Dios, delante de humildes
pastores y sabios de oriente que humilde reverencia le rinden. Este niño nacido
casi en el anonimato, inocente, sería el cumplimiento de la promesa, un Mesías
que no vino entre pompa, ni con bombos y platillos, no era tal vez lo que las
masas esperaban, pero si era lo que necesitaban.
Y el resto de la
historia es conocida, este niño creció, se hizo hombre, paso 30 años en el
anonimato y luego cumplió la misión para la que había venido, y nosotros
celebramos su nacimiento cada año y recordamos a un Dios fiel a su promesa.
Mucho tiempo ha transcurrido desde que aquel niño
naciera en el pesebre, una brecha se ha abierto entre las personas. Algunos
lanzan mil argumentos sosteniendo cuan incompatible es celebrar Navidad, otros
la celebran olvidando su significado principal y unos pocos aún tienen presente
la verdadera razón de esta celebración.
Ahora veamos que no debería de ser Navidad
La celebración por la
venida del hijo de Dios, se convirtió en la mayoría de los casos en un
acontecimiento donde lo más importante comenzó a ser el regalarse unos a otros,
y por ende buscar el mejor regalo posible, decorar la casa y preocuparse por
que se debía de cenar.
La Navidad empezó a
comercializarse y las empresas se empezaron a dar cuenta de ello y les
vendieron a las personas esa idea, la imagen de Jesús fue cambiada por la de un
gordito de barba blanca bonachón, con un traje color rojo cortesía de una marca
de bebidas conocida y de un momento a otro sustituyo a Jesús en las mentes de
las personas,
Y es que la idea del
diablo siempre ha sido la de buscar alguna manera para que las personas olviden
a Cristo, ese ha sido su objetivo desde el principio, distraer a la gente con
cosas totalmente triviales y de esa forma alejarlas del propósito principal, y
tristemente el consumismo navideño ha sido al parecer un arma bastante
eficiente para que las personas dejen de mirar a Cristo y miren lo que les conviene,
o lo que satisface sus deseos.
No creo que este mal
celebrar la Navidad, pero perdernos en el afán de un mundo que corre a toda
prisa buscando esto o aquello, dista mucho del objeto principal de estas
fiestas, que es a todas luces el celebrar el nacimiento del hijo de Dios, quien
creció, tuvo un ministerio de tres años, murió en una cruz por nuestros
pecados, resucito y volverá otra vez… Eso debemos recordar y nunca olvidar.
De corazón espero que
estas fiestas sirvan para juntos en familia poder reflexionar en lo que Cristo
hizo por nosotros y juntos orar agradecidos. Enfocándonos en ello y no en
distractores externos. Por último, que Navidad también sea la perfecta excusa
para poder ayudar a los que menos tienen.