domingo, 19 de marzo de 2017

La Lepra


La Lepra era en la antigüedad una de las enfermedades que más temor causaba a las personas, era una enfermedad muy dolorosa y muy difícil de tratar. Es también sabido que la Lepra es por decirlo de alguna forma, una enfermedad marginal.
En la Biblia se dan regulaciones bastante drásticas en cuanto a la Lepra (Levítico 13 y 14).  

Un leproso se convertía automáticamente en un segregado, en un rechazado social, era echado de la comunidad y separado de su familia, sin lugar a reclamar.
Imaginen como habrá sido para una persona esperar el diagnóstico para saber si era leproso o no, generalmente la lepra empezaba con una pequeña mancha en el cuerpo que luego se diseminaba por todo el cuerpo.

Mateo relata la historia de un leproso que se arriesgó cuando escucho de alguna forma que Jesús estaba en el pueblo más cercano a donde él estaba, a riesgo de que lo apedreen si lo descubrían, no le importo y fue a buscar a Jesús, fue a buscar un milagro para su vida.

El leproso reconoció a Jesús como Señor y también su poder, cuando por fin pudo dirigirse a Él, no le dijo sáname, le dijo: “Si quieres límpiame”. Jesús movido a compasión, se acercó hacia él y hizo lo impensado, lo toco diciendo: “Quiero, se limpió” y el leproso fue sanado y su piel mudo como la piel de un bebe.

Ahora bien, la lepra es como el pecado por las siguientes razones:
·         No se puede esconder
·         Nos guía hacia la muerte
·         Nos adormece y no nos deja pensar con claridad
·         Nos hace segregados sociales

Tal vez te aburra leer esto, pero es la verdad, pecar es chévere, pero por un momento, luego vienen las consecuencias que pueden ser muy dolorosas. Que los demás lo hagan no significa que este bien. Solo te engañas a ti mismo, Jesús es quien puede ayudarnos, pero debemos de dar el paso de fe y dejar esa vida de leproso a un costado. Está en nosotros escoger

Pero, una cosa es verdad y es que todo el que tiene un encuentro con Jesús es transformado. No esperes demasiado y recuerda:

Somos como leprosos
Sin el amor de Cristo en nosotros
Déjalo sanarte, déjalo
Déjalo sanarte, déjalo


Lucas 5: 12- 16 

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