Al principio del Evangelio de Lucas cuando Jesús iniciaba
su ministerio se narra una curiosa historia que bien podría trascender a
nuestros días, siendo que consiente o inconscientemente hacemos lo mismo muchas
veces.
El escenario era una pequeña sinagoga en Nazaret, como
era la costumbre todos estaban reunidos para leer la ley de Dios, había entre
las personas un invitado que poco a poco se estaba dando a conocer, Jesús a
quien le concedieron el privilegio de dar la lectura bíblica de ese día.
Leyó pues Isaías 61:1-2 que decía lo siguiente:
El Espíritu del Señor omnipotente está
sobre mí,
Por cuanto me ha ungido
Para anunciar buenas nuevas a los pobres.
Me ha enviado a sanar los corazones
heridos,
A proclamar liberación a los cautivos
y libertad a los prisioneros,
A pregonar el año del favor del Señor
Y el día de la venganza de nuestro Dios,
A consolar a todos los que están de
duelo,
Jesús
empezó a hablar sobre este pasaje diciendo a los presentes que ese mismo día
ante sus ojos se cumplía esa escritura, paso siguiente comenzó a hablar de la
incredulidad de Israel a través de la historia y su rechazo a los profetas de
Dios, de cómo en la historia de Israel Dios había enviado a sus profetas a
personas gentiles como Naaman o la viuda de Sarepta pues así le agrado,
prefigurando que los gentiles en su mayoría aceptarían el mensaje con
reciprocidad, lo contrario a los Judíos, en ese contexto profetizo de igual
manera su propio rechazo por parte de sus compatriotas.
La
gente quería una prueba de que él era el Mesías, ellos no concebían la idea de
que un conciudadano suyo pudiera ser el Mesías, esperaban un Líder político que
los libere de la opresión de Roma. Tristemente el gran día para Nazaret había
llegado y ellos le dejaron pasar e inclusive se ofendieron por las Palabras de
Jesús al punto de querer matarlo. Dejaron pasar su gran oportunidad ante sus
narices, según cuenta la historia Jesús no regresaría a Nazaret.
Jesús
por el contrario no dejo que esto le afectara continuo con su ministerio y
cumplió con la voluntad de su Padre. Ese rechazo en Nazaret puede resumir el
ministerio de Jesús y como luego el evangelio tras el rechazo de los judíos
pasa a los gentiles.
Nosotros
no debemos de rechazar a Jesús por incredulidad o por miedo a lo que las
personas puedan decir. De igual forma no tenemos que tener temor cuando por la
causa de Jesús suframos persecución, nuestras convicciones no se deben de mover
por ninguna circunstancia.
FIRMES
Y ADELANTE
No hay comentarios:
Publicar un comentario