martes, 18 de septiembre de 2012

Isaias 26


Canto de victoria

 En aquel día se entonará esta canción en la tierra de Judá:
«Tenemos una ciudad fuerte.
    Como un muro, como un baluarte,
    Dios ha interpuesto su *salvación.
Abran las *puertas, para que entre
    la nación justa que se mantiene fiel.
Al de carácter firme
    lo guardarás en perfecta *paz,
    porque en ti confía.
Confíen en el Señor para siempre,
    porque el Señor es una *Roca eterna.
Él hace caer a los que habitan en lo alto
    y abate a la ciudad enaltecida:
la abate hasta dejarla por el suelo,
    la derriba hasta hacerla morder el polvo.
¡Los débiles y los desvalidos
    la pisotean con sus propios pies!»
La senda del justo es llana;
    tú, que eres recto, allanas su *camino.
Sí, en ti esperamos, Señor,
    y en la senda de tus juicios;
tu *nombre y tu memoria
    son el deseo de nuestra *vida.
Todo mi ser te desea por las noches;
    por la mañana mi espíritu te busca.
Pues cuando tus juicios llegan a la tierra,
    los habitantes del mundo aprenden lo que es justicia.
10 
Aunque al malvado se le tenga compasión,
    no aprende lo que es justicia;
en tierra de rectitud actúa con iniquidad,
    y no reconoce la majestad del Señor.
11 
Levantada está, Señor, tu mano,
    pero ellos no la ven.
¡Que vean tu celo por el pueblo, y sean avergonzados;
    que sean consumidos por el fuego
    destinado a tus enemigos!
12 
Señor, tú estableces la paz en favor nuestro,
    porque tú eres quien realiza todas nuestras obras.
13 
Señor y Dios nuestro,
    otros señores nos han gobernado,
    pero sólo a tu nombre damos honra.
14 
Ya están muertos, y no revivirán;
    ya son sombras, y no se levantarán.
Tú los has castigado y destruido;
    has hecho que perezca su memoria.
15 
Tú, Señor, has engrandecido a la nación;
    la has engrandecido y te has glorificado;
    has extendido las fronteras de todo el país.
16 
Señor, en la angustia te buscaron;
    apenas si lograban susurrar una oración[a]
    cuando tú ya los corregías.
17 
Señor, nosotros estuvimos ante ti
    como cuando una mujer embarazada
se retuerce y grita de dolor
    al momento de dar a luz.
18 
Concebimos, nos retorcimos,
    pero dimos a luz tan sólo viento.
No trajimos salvación a la tierra,
    ni nacieron los habitantes del mundo.
19 
Pero tus muertos vivirán,
    sus cadáveres volverán a la vida.
¡Despierten y griten de alegría,
    moradores del polvo!
Porque tu rocío es como el rocío de la mañana,
    y la tierra devolverá sus muertos.
20 
¡Anda, pueblo mío, entra en tus habitaciones
    y cierra tus puertas tras de ti;
escóndete por un momento,
    hasta que pase la ira!
21 
¡Estén alerta!,
    que el Señor va a salir de su morada
para castigar la maldad
    de los habitantes del país.
La tierra pondrá al descubierto la sangre derramada;
    ¡ya no ocultará a los masacrados en ella!

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