El Señor y los ídolos
6
»Así dice el Señor, el Señor *Todopoderoso,
rey y redentor de Israel:
“Yo soy el primero y el último;
fuera de mí no hay otro dios.
7
¿Quién es como yo?
Que lo diga.
Que declare lo que ha ocurrido
desde que establecí a mi antiguo pueblo;
que exponga ante mí lo que está por venir,
¡que anuncie lo que va a suceder!
8
No tiemblen ni se asusten.
¿Acaso no lo anuncié y profeticé hace tiempo?
Ustedes son mis testigos.
¿Hay algún Dios fuera de mí?
No, no hay otra *Roca;
no conozco ninguna.” »
9
Los que fabrican ídolos no valen nada;
inútiles son sus obras más preciadas.
Para su propia vergüenza,
sus propios testigos no ven ni conocen.
10
¿Quién modela un dios o funde un ídolo,
que no le sirve para nada?
11
Todos sus devotos quedarán avergonzados;
¡simples *mortales son los artesanos!
Que todos se reúnan y comparezcan;
¡aterrados y avergonzados quedarán todos ellos!
12
El herrero toma una herramienta,
y con ella trabaja sobre las brasas;
con martillo modela un ídolo,
con la fuerza de su brazo lo forja.
Siente hambre, y pierde las fuerzas;
no bebe agua, y desfallece.
13
El carpintero mide con un cordel,
hace un boceto con un estilete,
lo trabaja con el escoplo
y lo traza con el compás.
Le da forma *humana;
le imprime la belleza de un ser humano,
para que habite en un santuario.
14
Derriba los cedros,
y escoge un ciprés o un roble,
y lo deja crecer entre los árboles del bosque;
o planta un pino, que la lluvia hace crecer.
15
Al *hombre le sirve de combustible,
y toma una parte para calentarse;
enciende un fuego y hornea pan.
Pero también labra un dios y lo adora;
hace un ídolo y se postra ante él.
16
La mitad de la madera la quema en el fuego,
sobre esa mitad prepara su comida;
asa la carne y se sacia.
También se calienta y dice:
«¡Ah! Ya voy entrando en calor,
mientras contemplo las llamas.»
17
Con el resto hace un dios, su ídolo;
se postra ante él y lo adora.
Y suplicante le dice:
«Sálvame, pues tú eres mi dios.»
18
No saben nada, no entienden nada;
sus ojos están velados, y no ven;
su *mente está cerrada, y no entienden.
19
Les falta *conocimiento y entendimiento;
no se ponen a pensar ni a decir:
«Usé la mitad para combustible;
incluso horneé pan sobre las brasas,
asé carne y la comí.
¿Y haré algo abominable con lo que queda?
¿Me postraré ante un pedazo de madera?»
20
Se alimentan de cenizas,
se dejan engañar por su iluso *corazón,
no pueden salvarse a sí mismos, ni decir:
«¡Lo que tengo en mi diestra es una mentira!»