miércoles, 25 de enero de 2012

Es necesario un nuevo Concilio de Jerusalen


Desde hace algún tiempo atrás parece que la Iglesia Cristiana se ha quedado un poco estancada con referencia a las nuevas tendencias que nuestros adolescentes y jóvenes están empezando a usar y no saben que hacer al respecto.
Cuando hablamos de tendencias, simplemente nos referimos a su forma de vestir, el tipo de música que escuchan y alguna que otra idea media extraña que tengan en sus cabezas que debemos de cambiar por medio del amor y no de la imposición.
Mucho se ha hablado acerca de este tema cuando en realidad no tiene mucha importancia, lo único relevante aquí es que debemos de aceptar a estas personas pues Dios no le cierra las puertas a nadie.

Recuerden lo que sucedió en el concilio de Jerusalén cuando Pedro y Pablo les habían predicado a los gentiles, todo el alboroto que se armo por esta razón y luego de largas horas de dialogo, se llego a la conclusión de aceptar a los gentiles dentro del la congregación de los santos y les dieron algunas normas que cumplir, pero fueron cosas esenciales en la doctrina cristiana (Hechos 15)

De igual forma hemos llegado a un punto en esta época en donde deberíamos de tener una especie de nuevo concilio de Jerusalén y empezar a ponernos de acuerdo y aceptar a todos estos jóvenes medios raros con peinados excéntricos, aretes por todas partes, tatuajes, melenudos, vestidos siempre de negro con polos de bandas medias extrañas .Es decir a los chicos que pertenecen a las tribus urbanas.

¿Por qué cerrarles las puertas de la iglesia?, ¿Por qué pedirles que cambien inmediatamente?, ¿porque los miramos como bichos raro? Estoy seguro que Jesús los acogería en sus brazos y tiernamente les daría la mano y les enseñaría el camino.

Personalmente no creemos en iglesias para metaleros o punks o regetoneros, respetamos a esas iglesias tenemos amigos en ellas, pero esa manera llegar solo a un grupo determinado de personas como que no nos convence.

Según nuestra experiencia personal como Iglesia con tres años de servicio, nos hemos dado cuenta de que cuando recibimos a los jóvenes tal y como son, ellos se sienten aceptados y poco a poco y con mucha paciencia  empiezan a dejar a sus dioses atrás y poco a poco se van desarmando. No pierden la esencia de lo que son, pero van cambiando pues ya no tienen problemas en ponerse una ropa diferente a la que al principio usaban ,van madurando en la fe, y anhelan alcanzar a otros igual que ellos.

Si vemos este patrón nos daremos cuenta que ellos mismos abren los ojos  y empiezan a poner a Dios en primer lugar y van madurando y dejando lo que no les conviene, pero nunca pierden la esencia de lo que son, siguen siendo los mismos, pero más maduros, algo parecido a lo que hizo Dios con Simón el Zelote, le cambio la mentalidad, pero le dejo la pasión.

Para terminar creemos que algunos líderes y pastores de las Iglesias deberían de leer este artículo y dejar de estar a la defensiva, con un poco de amor y aceptación las personas realmente cambian.



La verdad no queremos tener más casos estilo Gandhi dentro de la iglesia.


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