Desde hace algún tiempo atrás parece que la Iglesia
Cristiana se ha quedado un poco estancada con referencia a las nuevas
tendencias que nuestros adolescentes y jóvenes están empezando a usar y no
saben que hacer al respecto.
Cuando hablamos de tendencias, simplemente nos referimos
a su forma de vestir, el tipo de música que escuchan y alguna que otra idea
media extraña que tengan en sus cabezas que debemos de cambiar por medio del
amor y no de la imposición.
Mucho se ha hablado acerca de este tema cuando en
realidad no tiene mucha importancia, lo único relevante aquí es que debemos de
aceptar a estas personas pues Dios no le cierra las puertas a nadie.
Recuerden lo que sucedió en el concilio de Jerusalén
cuando Pedro y Pablo les habían predicado a los gentiles, todo el alboroto que
se armo por esta razón y luego de largas horas de dialogo, se llego a la conclusión
de aceptar a los gentiles dentro del la congregación de los santos y les dieron
algunas normas que cumplir, pero fueron cosas esenciales en la doctrina
cristiana (Hechos 15)
De
igual forma hemos llegado a un punto en esta época en donde deberíamos de tener
una especie de nuevo concilio de Jerusalén y empezar a ponernos de acuerdo y
aceptar a todos estos jóvenes medios raros con peinados excéntricos, aretes por
todas partes, tatuajes, melenudos, vestidos siempre de negro con polos de
bandas medias extrañas .Es decir a los chicos que pertenecen a las tribus
urbanas.
¿Por
qué cerrarles las puertas de la iglesia?, ¿Por qué pedirles que cambien inmediatamente?,
¿porque los miramos como bichos raro? Estoy seguro que Jesús los acogería en
sus brazos y tiernamente les daría la mano y les enseñaría el camino.
Personalmente
no creemos en iglesias para metaleros o punks o regetoneros, respetamos a esas
iglesias tenemos amigos en ellas, pero esa manera llegar solo a un grupo
determinado de personas como que no nos convence.
Según
nuestra experiencia personal como Iglesia con tres años de servicio, nos hemos
dado cuenta de que cuando recibimos a los jóvenes tal y como son, ellos se
sienten aceptados y poco a poco y con mucha paciencia empiezan a dejar a sus dioses atrás y poco a
poco se van desarmando. No pierden la esencia de lo que son, pero van cambiando
pues ya no tienen problemas en ponerse una ropa diferente a la que al principio
usaban ,van madurando en la fe, y anhelan alcanzar a otros igual que ellos.
Si
vemos este patrón nos daremos cuenta que ellos mismos abren los ojos y empiezan a poner a Dios en primer lugar y
van madurando y dejando lo que no les conviene, pero nunca pierden la esencia
de lo que son, siguen siendo los mismos, pero más maduros, algo parecido a lo
que hizo Dios con Simón el Zelote, le cambio la mentalidad, pero le dejo la pasión.
Para
terminar creemos que algunos líderes y pastores de las Iglesias deberían de leer
este artículo y dejar de estar a la defensiva, con un poco de amor y aceptación
las personas realmente cambian.
La verdad
no queremos tener más casos estilo Gandhi dentro de la iglesia.
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