Se nos está yendo este año
2023 demasiado rápido, parece que fue ayer que lo empezábamos y ya se nos va.
Estuve pensando en las cosas que pasaron este año y la verdad creo que dentro
de todo ha sido un año tranquilo con sus altas y bajas.
Por un lado, sigo trabajando con las cartas y a pesar de un pequeño contratiempo que se pudo
resolver, todo continúa yendo bien. En los trámites no me quejo porque me ha ido bien y es un tema que pretendo impulsar el año que viene. Con las traducciones
algo paso y fue bueno y es un tema por impulsar, el poder enseñar es otro tema
pendiente.
Con la Iglesia es un tema
porque luego de casi veinte años de no ir a una Iglesia que se podría decir
normal, la adaptación es un constante conflicto, pero al menos ya di pasos
sirviendo en logística y conociendo personas muy chéveres y con un gran
espíritu de servicio. Así que ando expectante, eso si no pienso cambiar mi
forma de ser, claro, las cosas que están mal sí, pero la esencia de lo que soy que se puede resumir en:
“Un artista apasionado, medio loco y antisistema hasta los huesos, llevando el
evangelio de formas verosímiles e inverosímiles para algunos”.
Avanzando con la bici de a
pocos y espero atreverme e impulsarme hacia nuevos retos el otro año en la
medida del tiempo. Con la revista algo parado por problemas que van más allá de
nosotros, seguimos escribiendo en el blog, estamos sirviendo con SIM (Movilicemos)
y este año se han hecho muchas cosas interesantes y aunque algunos decidieron
retirarse, seguimos con mucha expectativa para el próximo año y también con
ideas frescas para la revista Vamos.
Este año paso algo que la
verdad no se lo deseo ni a mí, peor enemigo, un dolor que va a tardar mucho
tiempo en cerrar y una herida que sigue sangrando. El amigo Bronco decidió
adelantarse e irse de este mundo luego de una enfermedad muy fastidiosa, se fue
en olor a multitud, amado hasta el último segundo y recordado por siempre. Lo
de adoptar otro perro aún está en veremos y será más adelante.
Gracias Dios por la
familia, el trabajo, la iglesia, los amigos que se cuentan con la mano a medida
que avanzas en edad, los hobbies para desestresarse, los dones y los talentos y
porque no se te escapa nada y a pesar del aparente descontrol y locura global, sigues en control de todo.
Gracias por aguantar mi
Jekyll y Hyde porque aún estoy en proceso de transformarme de Boanerges a
discípulo del amor. Gracias porque al igual que al buen Simón Z no me has
quitado mi pasión, ni me has transformado en algo que no soy, sino que lo has
canalizado y gracias por usarme para tu misión. La verdad es que te amo mucho,
aunque no lo muestro y a veces no me siento muy hijo tuyo que digamos, pero me
demuestras tu amor y que, si soy de tu redil, por más diferente que pueda ser.
Supongo que con lo que
está pasando cada año que viene será más complicado, pero confiando en Ti
Señor, podemos enfrentarlo. Gracias por el privilegio de poder servirte un año
más.
EBENEZER.