La Biblia no nos dice mucho acerca de la historia de Simeón,
pero resume su vida y como lo veía Dios con dos palabras “Justo y piadoso”. Al parecer Dios estaba complacido con la vida
de Simeón.
A este hombre Dios le había prometido que no iba a morir
antes de ver al Ungido del Señor, la promesa demoraba, Simeón ya estaba viejo y
su muerte estaba próxima y el Señor aparentemente demoraba, Simeón seguía esperando.
La paciencia del buen Simeón contrasta con la desesperación
del Rey Saúl cuando Samuel no aparecia y los filisteos se le venían encima, Saúl
se desespero y actuó imprudentemente, Simeón en contraste se mantenía tranquilo pues sabia que Dios no le fallaria.
Finalmente, Dios cumplió con lo prometido y Simeón guiado por el Espíritu Santo fue al templo y allí pudo ver a Jesús, El Ungido del
Señor a quien pudo sostener entre sus brazos y hecho esto le dijo a Dios que ya
podía morir en paz, Dios no falla, Simeón emocionado agradeció a Dios con estas
palabras:
Ahora, Señor, despides a tu
siervo en paz,
Conforme a tu palabra;
Porque han visto mis ojos tu
salvación,
La cual has preparado en presencia de todos
los pueblos;
Luz para revelación a los
gentiles,
Y gloria de tu pueblo
Israel.
Lucas
2:29-32
Así
es Dios no falla, Dios siempre cumple lo que promete, así que nos queda como Simeón entender que Dios es fiel, porque Dios aun no ha acabo con nosotros,
perseverar, esperar y ver, esa es la consigna.
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