Jesús
dijo... Si permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos (Jn.
8:31).
Que
el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros (2 Tes.
1:12).
Durante
2000 años, la enseñanza de la Biblia ha inspirado la elaboración de muchas
leyes, destinadas a facilitar un ambiente justo y armonioso para la vida en
sociedad. Pero estas leyes son a menudo, ignoradas, violadas; y la injusticia
social (ver nota abajo), la violencia y la inmoralidad son las características
dominantes de nuestras sociedades. Los llamados países cristianos dan un triste
ejemplo a las otras naciones. Por otra parte, hoy en día las nuevas leyes
permiten lo que Dios ciertamente condena.
¿Debemos
concluir por esto, el fracaso del cristianismo y la victoria del mal sobre el
bien? No, porque no es la enseñanza de Cristo la que está fallando, sino la
gente en estos países. La mayoría de ellos no han creído bíblicamente, ni aún
vivido las enseñanzas de Aquel cuyo nombre portan. Tal vez se reconoce el bien
de la moral cristiana, pero no se quiere aceptar que Jesucristo es la fuente,
el modelo y el poder.
Si
declaramos que somos cristianos, ¿somos conscientes de que este nombre nos une
a Cristo? (Stgo. 2:7). No es suficiente para ser cristiano figurar en un
registro de bautismo de alguna iglesia. Este no será el registro que Dios
consultará cuando los hombres comparezcan ante Su trono para ser juzgados. El
registro que se ha de abrir es el Libro de la Vida (Apocalipsis 20:15).
Contiene los nombres de todos los cristianos verdaderos, que nadie puede
borrar; los que han sido redimidos por la sangre de Cristo. Si mi nombre está
ahí, entonces soy responsable ahora de vivir como cristiano; es decir,
siguiendo verdaderamente al modelo: Jesucristo.
La
justicia social – Los temas que están ligados a la justicia social son, por
ej.: la igualdad social, la igualdad de oportunidades, el estado de bienestar,
la cuestión de la pobreza, la distribución de la renta, los derechos laborales
y sindicales, etc. – estas áreas están en la Biblia -si la leemos con atención-
bien delimitadas. El mandamiento que incluye todo es: Amarás a Jehová tu Dios
con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas (Deut 6:5).
Jesucristo
agrega a esto: Este es el primero y grande mandamiento.
Y el
segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
De
estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas (Mat 22:38-40).
Hijitos,
ya es el último tiempo; y como vosotros habéis oído que el anticristo ha de
venir, así también al presente hay muchos anticristos; por lo cual sabemos que
es el último tiempo (1Jn. 2:18).
¡Permanezcamos
en oración!
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