La palabra
diezmo es una de esas palabras que cada vez que se menciona la controversia se
levanta y acaloradas discusiones empiezan y no tienen cuando acabar y es que
parece que para muchas personas la sola mención de esta palabra les mueve el piso
y los deja sin aliento.
Las personas
ponen infinidad de escusas cuando se trata del diezmo dicen cosas como que eso
era solamente para el antiguo testamento o que ellos no diezman porque no saben
en que se va a usar el dinero o incluso hay algunos que insinúan que el pastor
se agarra el dinero.
Pero la
verdad es que Dios nos ordena ofrendar y punto, tantas cosas que hace Dios por
nosotros y no le vamos a dar las gracias, claro podemos darle las gracias con
nuestra vida, pero, ¿no es acaso el dinero fruto de sangre sudor y lagrimas que
ponemos en nuestro trabajo diario?, ¿entonces?...
Dios no necesita
nuestro dinero, pero Dios quiere ver nuestra fidelidad y una forma de hacerlo
es a traves de nuestros diezmos, de esa manera también ayudamos a nuestra
iglesia a poder pagar las cuentas y nos hacemos participes en la obra.
Un último
punto es que muchas personas mencionan que si le damos a Dios el nos va a
bendecir y eso es verdad, pero tampoco debemos de pensar que le damos a Dios
para recibir algo a cambio, eso también está mal, como dije anteriormente demos a Dios en agradecimiento por todo lo que ha hecho por nosotros.
Y bueno
veamos lo que dice la Biblia al respecto para finalizar con broche de oro
8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.
9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.
10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.
11 Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.
Malaquias 3:8-11
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