¿PUEDE EL HOMBRE HACER UN PACTO CON DIOS?

MOVIMIENTO ADHULAM 2013

Ante la constante propagación de este perverso “negocio de la fe” que se ve en muchas iglesias y en los medios de comunicación donde se hacen llamados con carácter urgente a “pactar con Dios” para recibir una solución inmediata a sus problemas de toda índole: financiero, matrimonial, emocional, físico, sentimental, etc. se hace necesario responder esta interrogante. En un programa radial se instaba a las personas a “pactar” con el propósito de obtener algún favor de Dios y les aseguraban a los oyentes que si pactaban, serían sanados, los problemas matrimoniales se acabarían y vendría la prosperidad total. Esto es muy común verlo también en el canal Enlace por medio de sus conocidas maratónicas, donde recaudan millones de dólares ofreciendo el favor de Dios a cambio de una cantidad de dinero. ¿Cómo pueden usar tantos pasajes de la Biblia y usarlos para su conveniencia? Esto es precisamente lo que muchos falsos maestros hacen con las Escrituras. ¿De dónde nace esta idea de pactar con Dios? Nace de la ambición, de la avaricia y de la distorsión acerca del concepto bíblico de lo que es un pacto. Estos falsos ministros no tienen la menor idea de la solemnidad y trascendencia que implica un pacto de Dios. Estudiemos en las Escrituras el tema de los pactos:

1. Solo Dios puede hacer un pacto con el hombre, no el hombre con Dios. Él compromete su Palabra y su fidelidad para cumplir su parte del pacto. Nota que Dios toma la iniciativa cuando establece su pacto con Abraham, Noé y David, por citar a al algunos. Las Escrituras muestran que el pacto se origina en el corazón de Dios y no en el hombre.

Génesis 17.1-2,7

“Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. 2 Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. 7 Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti”.

2. No existe en las Escrituras un solo ejemplo de alguien que pactara con Dios y que Dios lo acepte. Eso sería tentar o probar a Dios. La Biblia enseña que está prohibido tentar a Dios porque está demostrada en la historia de la humanidad su gran fidelidad, por tanto no necesita ser probado. Las Escrituras demuestran que el hombre siempre ha fallado en cumplir la parte que le corresponde del pacto. En el pasado Israel comprometió su palabra afirmando que cumpliría su parte del pacto con Dios, sin embargo incurrieron en apostasía muchas veces.

1 Reyes 19.10

“Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida”.

Josué 24.20-24

“Si dejareis a Jehová y sirviereis a dioses ajenos, él se volverá y os hará mal, y os consumirá, después que os ha hecho bien. 21 El pueblo entonces dijo a Josué: No, sino que a Jehová serviremos. 22 Y Josué respondió al pueblo: Vosotros sois testigos contra vosotros mismos, de que habéis elegido a Jehová para servirle. Y ellos respondieron: Testigos somos. 23 Quitad, pues, ahora los dioses ajenos que están entre vosotros, e inclinad vuestro corazón a Jehová Dios de Israel. 24 Y el pueblo respondió a Josué: A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos”.

Jueces 2.11-13

“Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales. 12 Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová. 13 Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a Astarot”.

Deuteronomio 31.20

“Porque yo les introduciré en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se saciarán, y engordarán; y se volverán a dioses ajenos y les servirán, y me enojarán, e invalidarán mi pacto”.

3. Existe una diferencia entre un voto y un pacto. Algunos usan el pasaje de Génesis 28.20-22 para sostener su falsa doctrina pero está claro que no se trata de un pacto sino de un voto. Dios tenía un propósito con Jacob y lo guardaría para llevar a cabo su plan redentor. El hacer un voto era muy común en el antiguo oriente. En occidente puede entenderse como una promesa o compromiso que el hombre toma para recibir la bendición de Dios.

Génesis 28.20-22

“E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, 21 y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. 22 Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti”.

4. No existe en las Escrituras ningún ejemplo donde el pacto con Dios implique una cantidad de dinero. Donde la fe está ligada al dinero se llama estafa y avaricia. En el Nuevo Pacto o Testamento, no tenemos necesidad de hacer transacciones monetarias con Dios, por cuanto la base de este pacto es la sangre preciosa de nuestro Señor y no el dinero. Si los pactos financieros son verdaderos, ya no necesitamos orar a Dios, por cuanto el dinero sería suficiente para obtener respuesta a nuestra necesidad. Esto es una vil mentira. La iglesia primitiva jamás predicó esta enseñanza, los apóstoles nunca instaron a los creyentes a pactar con Dios, menos con dinero, a cambio de beneficios y favores. Los grandes apóstoles pasaron por momentos de mucha dificultad pero nunca pactaron con Dios. Exceptuando el dinero, y para ser más claros, jamás los apóstoles o el mismo Señor jamás instaron a las personas que los seguían a hacer un pacto con Dios de cualquier tipo.

Filipenses 4.6,10-13

“6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 10 En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. 11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

5. La prosperidad de Dios no viene por hacer un pacto sino por la gracia de Dios y la obediencia de nuestras vidas a su Palabra cuando somos probados. El hecho de que algún creyente haya “pactado” muchas veces con Dios y haya recibido una respuesta, no significa que esa doctrina sea aceptada por Dios. Recordemos que Dios es soberano y Él puede bendecir a quien quiere, sin hacer pactos con nadie y muchas veces es movido a misericordia por la ignorancia de la persona. La idea de querer siempre estar prosperado, bendecido y nunca padecer necesidades y dificultades es tan falsa como los mismos pactos financieros. Cristo enseñó que el precio de seguirlo es el camino del discipulado todos los días. Los que promueven esta doctrina se están llenando los bolsillos con dinero ajeno y mal habido en el nombre de Dios. Recuerda que el dinero nunca podrá convencer a Dios, los pactos financieros son una argucia para obtener dinero a costa de la ignorancia, necedad y necesidad de los demás.

Mateo 16.24-25

“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 25 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará”

2 Pedro 2.3

“Y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme”.