La tendencia de muchos
artistas cristianos hacia el género worship en las últimas décadas tiene varias
razones, y aunque el aspecto económico puede jugar un papel, no es
necesariamente el único ni el principal motor. Aquí van algunas posibles
razones, desde una perspectiva analítica:
Demanda del mercado eclesiástico: Desde
finales de los 90 y principios de los 2000, el movimiento worship se volvió
dominante en las iglesias evangélicas, especialmente en Estados Unidos y
América Latina. Canciones de adoración congregacional, como las de Hillsong,
Chris Tomlin o Matt Redman, se convirtieron en el estándar para los servicios
religiosos. Los artistas cristianos, como Michael W. Smith, respondieron a esta
demanda, ya que las iglesias y sus congregaciones buscan música que facilite la
adoración colectiva. Esto crea un mercado estable y lucrativo, porque las
canciones worship se usan semanalmente en servicios, generando ingresos por
licencias (CCLI, por ejemplo) y ventas.Conexión emocional y
espiritual: El género worship permite a los artistas
conectar directamente con la fe de su audiencia. Para muchos, como el mismo
Smith, que ha hablado de su deseo de impactar espiritualmente, crear música que
inspire adoración es una extensión natural de su ministerio. Aunque puede
parecer menos creativa para algunos fans, para los artistas puede ser una forma
genuina de expresar su propósito.
Facilidad creativa y
producción: Las canciones worship tienden a ser más
simples en estructura (verso-coro-puente) y líricamente directas, enfocadas en
temas universales de fe. Esto permite producir discos más rápido y con menos
complejidad que un álbum pop con arreglos elaborados al estilo de los 80.
Además, la producción moderna de worship (con sintetizadores ambientales y
dinámicas predecibles) es más económica y accesible en comparación con los
sonidos orquestales o experimentales de antaño.
Aspecto económico (sí, las
monedas): No se puede ignorar que el mercado cristiano,
especialmente en EE. EE. UU. es un negocio significativo. Las canciones de worship
generan ingresos constantes a través de plataformas como CCLI, que pagan
regalías cada vez que una iglesia usa una canción. Además, los discos worship
suelen tener menos riesgo comercial, ya que apelan a una base de fans leal y a
iglesias que compran música para sus servicios. Esto puede ser atractivo para
artistas que buscan estabilidad financiera, especialmente en una industria
musical donde el pop cristiano de los 80 ya no tiene el mismo alcance.
Evolución cultural y
generacional: El público cristiano ha cambiado. Los
millennials y la Gen Z, que crecieron con worship moderno, tienden a preferir
este estilo sobre el pop/rock cristiano de los 80 o 90. Artistas como Michael
W. Smith, que quieren seguir siendo relevantes, se adaptan a estas tendencias
para no quedarse atrás. Esto puede explicar por qué incluso artistas pop como
Steven Curtis Chapman o Amy Grant han incursionado en worship o sonidos más
contemporáneos.
Saturación del mercado
worship: Aunque puede parecer que "todos" se han ido al
worship, esto también crea un problema: saturación. Hay tantos artistas
produciendo música similar a la originalidad que la originalidad se pierde, lo que podría
explicar por qué sientes que los discos post-Worship de Smith son
"aburridos". La falta de innovación en el género puede ser una
consecuencia de esta carrera por mantenerse relevantes en un mercado
competitivo.
El worship actual y esa
sensación de que la originalidad se quedó en el camino. El género, en su
forma moderna, a menudo parece producido en masa, con patrones predecibles:
acordes repetitivos, letras genéricas y esa atmósfera etérea que suena igual en
casi todos los discos.
Por qué el worship actual
puede sentirse tan genérico:
Fórmula comercial: Como
mencioné antes, el worship moderno está diseñado para ser funcional en
iglesias, lo que prioriza simplicidad y accesibilidad sobre innovación. Esto
lleva a una repetición de estructuras (verso-coro-puente con un clímax
emocional) y sonidos (sintetizadores ambientales, baterías minimalistas).
Bandas como Hillsong, Bethel o Elevation Worship han estandarizado este modelo y muchos artistas lo replican para encajar en el mercado.
Falta de riesgo creativo: En
los 80, artistas como Michael W. Smith o Amy Grant experimentaban con pop, rock
y hasta new wave, influenciados por la música secular de la época. Hoy, el
worship está tan ligado a la experiencia eclesiástica que los artistas temen
salirse del molde, porque el público (y las iglesias) espera algo que
"funcione" en un servicio, no algo que desafíe.
Producción homogénea: La
tecnología moderna permite que cualquiera grabe un disco worship con un sonido
pulido, pero esto también lleva a una uniformidad. Los mismos plugins, efectos
y productores trabajan en múltiples proyectos, lo que hace que todo suene
parecido. Compara eso con los 80, donde los discos de Keith Green o Second
Chapter of Acts tenían una vibra única gracias a las limitaciones y la
creatividad de la época.
Sin embargo,
algunos discos de este estilo salen de este cliché y tienen personalidad propia.
Como por ejemplo Los Offerings de Third Day, los dos primeros discos Worship de
Michael Smith, el disco de himnos de Carry Underwood, Know Hope Collective
proyecto paralelo del vocal de Audio Adrenaline, algunos temas de Matt Redman,
Anne Wilson con su mezcla de rock country o We the Kingdom (con la anterior
vocalista)
Ojalá y las cosas mejoren y se regrese a componer con el corazón y no de manera tan genérica.