Un tema común en muchos conciertos es que siendo una hermandad pequeña que estamos por diversas razones esparcidos por todo el país, nos conocemos casi todos y a pesar de que no nos vemos seguido, algo sabemos de los demás y por esa razón las pocas oportunidades que tenemos para juntarnos se tornan en momentos mágicos capturados por el lente de una cámara que no hace justicia a todo lo que el corazón siente.
El domingo 20 de julio
luego de casi 15 años los muchachos de Stryper regresaron a Perú en un
concierto que termino siendo bastante íntimo y la excusa perfecta para reunir a
viejos compañeros de milicia, más viejos, pero muchos con la pasión intacta y
el anhelo de seguir adelante en la misión del Jefe de los cielos.
En cierto punto, el
concierto parecía más una reunión de exalumnos que se veían la cara luego de
tiempo. La ocasión fue perfecta y los corazones vibraban a 100 km por hora a
medida que el pasaban las horas y el evento se acercaba, las piernas ya no
daban por la espera, pero la pasión estaba intacta a pesar de la larga espera,
algunos llegaron a las doce, otros a las cuatro y otros ya cuando el evento
empezó, pero para los que llegamos con anticipación, valió la pena pues
estuvimos muy cerca del escenario disfrutando cada segundo recordando nuestra
juventud, gritando y saltando como locos.
Aliados abrió el concierto
y aunque mi mente estaba en otro planeta durante su presentación me pareció
curioso ver delante mío a sus fans coreando sus canciones, buena presentación,
aunque no se si el público conecto del todo con ellos.
Luego de una espera que
parecía eterna aparecía Stryper en escena abriendo con el clásico In God We
Trust, aunque en una versión un poco rara para luego dar paso a Revelation que
no muchos conocían y luego se desato la locura con Calling on you y Free donde
todos saltaban y gritaban y la banda lo daba todo en cada riff, golpe de
batería, línea de bajo y la voz de Michael que si bien es cierto a veces
obviaba las partes gritadas de sus temas, aunque conserva su magia.
Y el concierto transcurrió
esta vez, a diferencia del anterior del 2010, entre temas nuevos y clásicos (en
ese lapso de quince años los chicos lanzaron alrededor de seis discos de
estudio). Algunas canciones nuevas conectaron más que otras y los clásicos si
sacaron lo mejor del respetable, incluso nos regalaron un cover de Judas
Priest, Breaking the Law (imaginen si se despachaban con After Forever de
Sabath, hubiese sido epico.)
De los temas que más me
conectaron estuvieron: All for One, More than a Man, Yahweh, Surrender,
Soldiers y To Hell, que cerró el concierto por todo lo alto.
No sé si habrá otra
oportunidad de ver a Stryper en vivo, por allí escuche que esta gira
Sudamericana está siendo físicamente bastante demandante y eso se notó en
algunos miembros de la banda que luego de que termino el concierto lucían
bastante agotados.
Gracias Xaria Music y
Gustavo por permitirnos no solo disfrutar de una de las mejores sino la mejor
banda de White Metal, sino de que sea la excusa perfecta para salir de la realidad
y encontrarnos con la familia que por las responsabilidades no podemos ver tan
seguido.
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